- Con la temporada ya acabada, ¿qué valoración hace de ella?
- Creo que ha sido una temporada bonita y marcada por la regularidad. Me he encontrado muy a gusto casi todas las tardes, y ha sido muy positiva en líneas generales.
- Empezó bien por lo pronto que lo hizo, en Castellón. ¿El trabajo del año pasado ha tenido premio?
- Normalmente siempre he empezado en esas ferias, y lo raro fue el año pasado cuando empecé tan tarde. Por tanto, este año estaba encantado de volver a la normalidad, y volver a iniciar en Castellón. Fue una tarde de seis rejoneadores, y la verdad es que la corrida embistió poquito. El toro, parado y deslucido, no ayudó en nada. Eso sí, los caballos estuvieron muy bien y hubo cosas interesantes de cara al aficionado. Eso es lo que tienen las corridas de un solo toro, que te lo juegas todo a una sola baza.
- En abril tiene las corridas de Lorca y Tomelloso…
- En Lorca corté tres orejas y la sensación fue muy positiva porque torear en Murcia y su provincia es especial porque siempre me ha costado torear en esas zonas, y es bueno para ir abriendo mercado por ahí y que la gente vaya conociendo más mi toreo. Salieron dos toros muy buenos y los pude aprovechar. En Tomelloso, sin embargo, con una corrida de Castilblanco, todo fue un poquito más complicado. Pero eso sí, a uno, aunque mansito, transmitió y le pude cortar el rabo.
- Marzo y abril pasan de largo sin estar presente en dos puertos de primera categoría como son las Fallas de Valencia y Sevilla. Mal, ¿no?
- Sevilla fue una decisión propia, porque sí que me llamaron para torear en la Feria de Abril, pero había dos corridas y lo que me ofrecieron no consideré que fuese lo que me había ganado en la plaza, y al final decidí no actuar allí. En el caso de Valencia no nos llamaron.
- ¿La dignidad como torero y como profesional le lleva a decir a muchas propuestas que no?
- Sí, sin duda. Cuando uno tiene argumentos y hace méritos, con lo que cuesta conseguir todo eso, lo lógico es que tengan una consideración y poder estar en más sitios, en grandes ferias, en buenos carteles, con buenas ganaderías y con una dignidad. Vamos, ni más ni menos, lo que uno se ha ganado en la plaza. Como bien dices, hay veces que cuesta mucho, y el principal perjudicado soy yo, pero hay que decir que no para poder subir escalones. Por eso estoy muy orgulloso de mi trayectoria. No está siendo fácil mi carrera, porque por suerte o por desgracia tenemos que decir que no muchas veces, pero al final el tiempo me ha acabado dando la razón.
- Donde sí se respetó lo ganado en el ruedo fue en Madrid. Después de ser el máximo triunfador en 2014, este año estaba puesto en dos tardes. ¿Cómo se valora eso?
- Así es. Este año en Madrid me han respetado muchísimo al considerar que fui el triunfador del anterior. También es verdad que en otros años no fue así... Pero sí, este año sí. La empresa tuvo esa sensibilidad con nosotros, pues pedimos dos tardes y estuvieron muy por la labor y nos dieron las dos.
- El doblete podía pesar porque tenía que ir a revalidar el galardón de triunfador. ¿Sensaciones?
- Por un lado, sientes una satisfacción interior al estar en la situación en la que siempre has querido, que es verse anunciado en Madrid, y encima por partida doble. Como torero eso es superbonito y se consigue con esfuerzo y trabajo. Es un sueño. Y por otro lado, mucha responsabilidad, porque cuando uno hace estas apuestas, lo que te juegas es mayor, pues tienes que responder a las expectativas. Así que eso, satisfacción, pero también motivación y responsabilidad añadida por responder a lo que se espera de ti.
- La primera tarde, sin ser rotunda, se consigue la sexta puerta grande en Las Ventas. Ahí es nada. ¿Cómo lo recuerda?
- Fue una tarde de mucha exposición y entrega. Es cierto que no fue de las faenas soñadas, pero también lo es que los toros no me embistieron. Fueron medios toros a los que para arrancarles una oreja cuesta muchísimo. Además es Madrid y abriendo plaza… no fue nada fácil y en ese sentido estoy muy orgulloso por lo conseguido. De lo que se trataba era de dar la cara y de triunfar.
- En la segunda los aceros se interponen en el camino de la séptima puerta grande. ¿Un palo?
- Para mí esa segunda fue muy bonita, y aunque te quede la espina de pinchar al segundo toro, fue una tarde mucho más rotunda. Aun no saliendo a hombros como en la primera, fue una actuación y una de las faenas más importantes del año. Pude expresar el toreo que a mí me gusta hacer, basado en el temple, la despaciosidad y dominar al toro. Me quedé satisfecho en esa tarde, y en general de mi paso por Madrid, porque en una salí a hombros y en otra disfruté toreando.
- ¿Fue una de las versiones más consistentes, puras y de capacidad lidiadora de Sergio Galán?
- Sí. Aparte es que disfruté. Por momentos me olvidé de que estaba en Madrid y estuve toreando a placer, sobre todo al primero. Por cómo se vio en la plaza, por el poso que demostré, por lo que sentí… yo creo que sí. Estoy de acuerdo contigo.
- Viendo lo bien que resultó Madrid para usted el año pasado y los contratos que ha habido esta temporada, ¿tuvo el premio que realmente mereció? ¿Espera que en 2016 lo tenga por lo hecho este año?
- Ahora mismo el toreo está en una situación complicada. Creo que lo hecho en Madrid me va a servir para mantenerme. ¿Que si me va a aportar muchos más contratos? Sinceramente creo que no. ¿Por qué? Por como está el sistema ahora mismo. Por desgracia llevamos unos años en los que los triunfos, y sobre todo en Madrid, no están teniendo la repercusión que tenían antes, como por ejemplo en mi primera puerta grande, que me dio para cincuenta corridas y entré en todas las ferias. Es verdad que es importante triunfar, porque me va a servir para mantenerme en mi nivel, que no es poco, pero no para notar un cambio radical en mi temporada, porque de hecho este año tampoco lo he notado después de lo del año pasado.
- Pues entonces el sistema es tremendamente injusto…
- Sí, pero es así. Hay un monopolio muy cerrado en el que unos pocos empresarios que llevan un montón de ferias manejan el toreo. Y encima son apoderados… Lo primero que yo haría es que los que son apoderados no pudiesen ser empresarios, y así se solucionaban muchas cosas. Y encima, si de rejones solo hay una corrida por feria –exceptuando Madrid– con tres puestos, y hay un empresario que apodera a dos rejoneadores… imagínate si es difícil entrar. Pero bueno, lo único que debemos hacer es seguir demostrando el lugar que debemos ocupar, seguir dando motivos para ganar el sitio y tener argumentos para poder defenderte bien.
- En julio llega San Fermín en Pamplona, que además es talismán para usted, pero las cosas no salen como esperas, ¿verdad?
- Pues sí. Por desgracia no hubo suerte. Pinché un toro al que le pude cortar las orejas, y el otro se quedó muy parado y no dio mucha opción. No salió nada como esperaba.
- A principios de agosto hubo algunos compromisos en la provincia de Cuenca, ¿buen rodaje para lo que quedaba por venir?
- En agosto hay más pueblos como ya sabemos… en Mota del Cuervo están contando conmigo en los últimos años y me han acogido con mucho cariño y como las cosas están saliendo bien, por eso me repiten; si no, no me querrían ni ver (risas). En San Lorenzo de la Parrilla no había toreado nunca y este año la sensación fue muy grata porque fue bastante gente a la plaza y me llevé una impresión muy buena.
- Antes de la tarde de Cuenca, otra plaza de primera consideración fue Bilbao, ¿qué tal?
- En Bilbao había toreado anteriormente, pero no había tenido mucha suerte, y este año pude cortar una oreja… que cortar una oreja allí vale como dos en muchos sitios porque es una plaza muy dura y exigente. Y podía haber cortado más porque pasé una rachita con el rejón… con el primero fue una faena redonda y lo pinché, y al segundo sí se la pude cortar aunque me dio menos opciones. En general me llevé una sensación muy buena.
- Después del mano a mano con Ventura en 2014, este año te ganaste por méritos propios repetir en la Feria de San Julián, y además lo hizo en un cartel muy rematado. ¿Más responsabilidad por el escenario que era y por las circunstancias del momento?
- Sí, sin duda. Siempre torear tanto en Cuenca como en Tarancón, que es de donde soy, te da una ilusión especial, pero al mismo tiempo una responsabilidad añadida. Uno lo que quiere es dar lo mejor de sí, que te vean en tu mejor momento, con la cuadra al cien por cien… Como es lógico, por tanto, tienes la responsabilidad de agradar y tienes el peso de que todo quieres que salga a la perfección.
- Fueron tres orejas y la tarde fue triunfal en general. Artísticamente, ¿cómo lo vio?
- Corté tres orejas, pero sí es verdad que exceptuando un toro la corrida no fue nada fácil para ninguno de los tres. Quitando el segundo de Diego Ventura, el resto no nos lo puso nada fácil, lo que pasa es que los tres salimos con muchísima entrega y eso hizo que estuviésemos por encima de los problemas que tuvieron los toros. Tú ves el resultado final y parece que la corrida fue fácil, pero no es así, por lo menos para el toreo fue dura. Pero bueno, en definitiva, das lo mejor de ti cuando toreas ante tu gente, y luego te sientes muy orgulloso y contento de que al final salgan las cosas así de bien.
- El trato de la afición hacia ti, ¿fue más de entrega total por ser de la tierra o de mayor exigencia por eso mismo?
- Hay rachas, la verdad. Hay días que sientes que la plaza está más a favor, y otras en las que te exigen un poquito más de lo normal. En este caso en concreto, los sentí muy cariñosos y muy a favor. También es verdad que cuando uno ya lleva una trayectoria dilatada y una regularidad, parece que al final no te están midiendo tanto. Recuerdo en los inicios, cuando parece que están viendo en todo momento en qué te equivocas, siendo muy estrictos..., pero tras una trayectoria larga y buena la cosa cambia, y parece que todo va más a favor. Pero bueno, son sensaciones… depende mucho de las circunstancias, de cómo empiece la tarde, de cómo vayan saliendo los toros, de que esté todo a favor del espectáculo, de que la meteorología acompañe… Todo eso repercute en el carácter del público. Hay veces que se tuerce todo por culpa de cualquier cosa y todo se emborrona mucho.
- Maximino Pérez dijo en una entrevista previa a la feria que no le gustaba que estando anunciado en Cuenca, también lo estuviese en algunos festejos en la provincia unos cuantos días antes. ¿Qué opinión le merece esa declaración del empresario?
- Si él quiere una exclusividad tendrá que negociar conmigo… Él tiene que entender que yo vivo de esto y que tengo que ganarme mis contratos con dignidad. Podría entender que fuera de cualquier manera, pero donde me contraten de una manera correcta, en concordancia a mi categoría, donde se me respeten honorarios y condiciones..., estoy aquí para torear. Yo vivo de esto. ¿Que él quiere que esté un mes sin torear? Pues tendrá que haber una negociación y hablar conmigo, pero bueno… yo tengo que mantener una cuadra de 25 caballos, y también hay 15 personas que viven de mí. Entendería también que le molestara que toreara un día antes, pero no ha sido así, ha sido con mucho tiempo de antelación. Creo que ha sido hasta positivo, porque son corridas que se han dado muy bien y luego ha habido gente que ha viajado de San Lorenzo de la Parrilla a Cuenca.
- Teniendo esto en cuenta y viendo como resultó Cuenca este año, ¿cree que ha hecho méritos para repetir en 2016?
- Eso ya lo tendréis que decir vosotros. Mi obligación es ir a la plaza y triunfar, y cuando uno sale a hombros y corta tres orejas, los méritos ahí están. Luego ya… cada uno tendrá su opinión. Pero vamos, más méritos que desde que llevo yendo a Cuenca creo que he salido a hombros todos los años… Pero es que el tema Maximino no lo entiendo a veces, porque parece que es hablar de mi y parece que le molesta. No lo entiendo, porque no sé si le he hecho algo que le haya molestado...
- Septiembre fue un mes muy completo, con muchas tardes, y algunas de ellas en plazas con su peculiar interés como Aranjuez, Utiel y Aranda de Duero, entre otras...
- Así es. En Utiel pude cuajar un toro en una de las mejores faenas y una de las tardes especiales del año. En Aranjuez fue bonito porque nunca había toreado allí, en una plaza con historia y en la que me hacía ilusión porque de pequeño había estado allí con mi abuelo viendo corridas de rejones. Además el cartel era muy bonito, con López Simón, que ha sido el torero revelación de esta temporada, y al final corté dos orejas y salí por la puerta grande. En Aranda de Duero la corrida salió imposible y no dio juego ninguno.
- Murcia, Albacete y Salamanca fueron las importantes del mes...
- Albacete fue una de esas tardes en las que se enreda todo. Al primer toro le corté una oreja, pero a un caballo le dio una cornada interna, y nos dio un susto tremendo. Y el segundo, que era un buen toro, se rompió la mano a mitad de faena y tuve que matarlo sin poder hacer nada. En Murcia llevo dos años toreando allí y llevo dos salidas a hombros, así que contento. Y Salamanca fue una de las tardes de la temporada, sobre todo la faena al segundo, al que corté una oreja y se me pidió con muchísima fuerza la segunda, pero el presidente no la quiso dar. Para mí fue de las más importantes de la temporada, de los mejores toros que he toreado este año, con Ojeda y Apolo, desde el inicio al final.
- ¿Qué tal la cuadra este año?
- Saqué dos caballos nuevos: uno de salida que se llama Descarado, que ha evolucionado y crecido una barbaridad. Ha sido la gran novedad. Y otro, que está más tierno, que no ha estado en las ferias, pero sí en algunos pueblos, que es Capricho. De los caballos veteranos me quedo con Ojeda y Apolo, que han llevado el peso fuerte de la temporada.
- De cara al año que viene, ¿sigue con los mismos apoderados? ¿Qué planteamiento tiene?
Sí, estoy contento con ellos por cómo están haciendo las cosas. En cuanto al planteamiento, hay que mejorar la cuadra con varios caballos que tienen condiciones para incorporarlos, pues hace dos años perdí a Vidrié, y a veces que se le echa de menos. Era especial.