Sobre el papel, se planteaba como un cartel “de artistas”. Dos de los toreros más laureados en ese apartado, Finito y Morante, hicieron el paseíllo en el coso de la calle Xátiva junto a otro que brilla en momentos de inspiración, pero que va y viene como el Guadiana, Talavante. Éste último dejó lo más completo de la segunda de la Feria de Julio valenciana, eso sí, dentro del muy poco argumento que tuvo la tarde. Es más, digamos que él firmó lo más “decente” de una tarde vergonzosa en la que el de Córdoba y el de la Puebla se batieron en duelo por ver quién pegaba el petardo más grandes. Ambos dejaron esas pinceladas o detales artísticos que tanto gustan al aficionado, pero nada más aparte de eso. ¡Qué menos!, pues. El resto vino marcado por el pasotismo, la desgana y la dejadez más absoluta. Los dos fueron recriminados por el público, y hasta Finito escuchó los tres avisos en su segundo.