Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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«Vuelvo con todo el compromiso»

«Vuelvo con todo el compromiso»

El próximo 30 de enero regresa a los ruedos en la colombiana Lenguazaque a sus 43 años, en torero como siempre y enjuto como el día en que se puso y se quitó el vestido de torear por última vez en un hotel de Zaragoza tras matar dos toros de Peñajara en la corrida inaugural de aquella Feria del Pilar. De eso hace ya diez años. Rafael de Julia afronta su segunda etapa como matador de toros, "convencido y con todas las consecuencias", sabiéndose afortunado y agradecido con el sitio que le den para volver a coger el rodaje de un matador en activo, y muy confiado de sí mismo para cualquier reto u oportunidad importante que se le presente: "Si me preguntas ahora mismo, te digo que estoy para ir a Madrid ya, pero tengo los pies en la tierra y necesito verme primero con esa presión de estar delante del toro".
Darío Juárez

- Anunciar la reaparición debe haber sido un alivio.

- Pues sí. Así lo podría definir. Pero muy contento, la verdad. Sobre todo que haya aficionados a los que le haya sentado bien esta noticia o se hayan alegrado por ello.

- ¿Por qué ahora?

- Son diez años ya desde la última corrida. Pero hasta este último, no se me había pasado por la cabeza el volver porque no me sentía capaz ni con la ilusión como para prepararme. Es más, viendo y disfrutando de los compañeros, me decía: "¿cómo puedo haber hecho eso yo?" Fue en los últimos meses, gracias al festival de Chinchón que fue el aliciente importante que necesitaba para ver que era capaz de volver a tener ilusión para torear. Esas sensaciones que, a parte de torear, te las da la preparación, la mentalización y un cúmulo de circunstancias personales que me empujaron a ello. ¿Me preguntas que por qué ahora? Pues por sacar lo que llevo dentro y no dejarme nada, pero sobre todo por darme la oportunidad a mí mismo de descifrar si tengo algo más que decir en el toreo o no.

- ¿Una cuenta pendiente del pasado a saldar con uno mismo o un reto personal?

- Un poco de las dos cosas. Creo que la experiencia me ha hecho ver muchos errores y darme cuenta de muchas cosas, ¿pero también un reto? Pues sí, es un reto personal por el hecho de tener esa oportunidad o esa segunda oportunidad de que puedo demostrarlo. Siento que tengo la madurez suficiente que antes no tenía y la juventud todavía para ello. Creo que es el momento.

- En casa ¿la noticia de la reaparición ha caído más como una alegría o como una preocupación?

- Hombre, ponerse delante de un toro conlleva muchos riesgos que todos sabemos. Y sobre todo el hecho de que pudieran pensar que no hay necesidad, tener una hija y todo lo que conlleva pero, sin embargo, ha sido todo lo contrario. Han sido ellos, mi familia: mi mujer, mi hermano y sobre todo mi madre, los que me han apoyado y me han empujado a ello.

- ¿Cómo explica un matador retirado diez años sin torear de luces?

- Puf, imagínate... La verdad es que he vivido sensaciones de todo tipo. La función más importante como persona y aficionado en todo este tiempo la he vivido dentro de la escuela taurina estando de profesor con los chavales y viéndolo desde fuera, pero muy parecidas y cercanas a cuando yo toreaba. Unas sensaciones un poco extrañas.

- Nunca se alejó del toro, sin dejar de entrenar y como docente de la Escuela Taurina José Cubero Yiyo de Madrid. Creo que, a la luz de los acontecimientos, sobra la pregunta de qué faceta es la que más le ha llenado.

- Torear (ríe) y torear. Recuerdo que muchas veces decía a los chicos que no tenía esa necesidad de matarme a entrenar con ellos en la escuela, pero es lo que me llena, es mi vida, es una necesidad. Y la única razón verdaderamente por la que vuelvo.

- Aquel domingo, 6 de octubre de 2013, decide retirarse en La Misericordia tras matar la corrida de Peñajara que inauguraba el ciclo pilarico. ¿Por qué?

- Sinceramente, porque lo necesitaba ya. Recuerdo que llegué a esa tarde muy tocado personalmente y, aunque no era una decisión que tuviera tomada al 100% hasta ese día, antes de quitarme el vestido en el hotel sabía que no me lo volvería a poner. Además, esa tarde las cosas no salieron bien. Me acuerdo que en ese momento sólo se lo dije a mi hermano, mi mozo de espadas. Igual que uno siente la necesidad de ser feliz, cuando no es así, lo mejor que puedes hacer es apartarte.

- ¿Puede vivir solo de afición un matador retirado o necesita tener siempre a mano los trastos?

- Yo de afición sólo, no puedo vivir. Necesito estar cerca del toro. De hecho, en estos diez años, de mi coche no han salido el capote y la muleta. Es lo que me llena y por eso no sé vivir sólo de afición. Bueno, ni de afición solo ni de otra manera.

- Ya hay fecha y plaza previstas.

- Sí. Dentro de la seriedad y el compromiso con el que siempre he hecho las cosas, hubo un ofrecimiento por parte de un empresario colombiano y va a ser el próximo 30 de enero en Lenguazaque, junto a Luis Bolívar y Manuel Libardo, además de la lidia de un novillo a cargo de Cristian Restrepo, novillero colombiano, que además es alumno mío en la escuela.

- Escuchando esto, parece que se cerrase un círculo con esta casualidad o causalidad.

- La verdad que sí. Y nunca me lo había planteado, pero es bonito pensar que me retiré y al poco tiempo entré en la escuela de Madrid como profesor, y el día que vuelvo a ponerme el vestido de torear sea compartiendo cartel con un alumno mío. Es curioso, la verdad. Y muy bonito.

- ¿Y la reaparición en España?

- Sinceramente, no te puedo decir porque no hay nada hecho. Se han hablado cosas pero nada concreto. No te voy a negar que no me gustaría volver a pisar plazas como Valencia, Zaragoza o Madrid, sobre todo Madrid, que son las que me lo han dado todo.

- Ha sido usted el que casi pisa mi pregunta, que en realidad es un 'termina la frase': Volver a hacer un paseíllo en Madrid sería...

-... sería cuando se diera la oportunidad y el momento preciso de saberme plenamente preparado. Ahora mismo te diría que ya, pero tengo los pies en la tierra y necesito verme primero con esa presión de estar delante del toro. Sería precioso, sí, y si Dios quiere sé que pronto llegará. Es la plaza que más respeto y más miedo me da. También soy consciente de los sitios que hay y la cantidad de toreros que somos, pero espero que no sea muy tarde.

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