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«Antes de perder la vida en la carretera, prefiero perderla en una plaza»

«Antes de perder la vida en la carretera, prefiero perderla en una plaza»

Darío Juárez

El próximo 10 de marzo cumplirá los cuarenta y todos después de tres años y medio sin ponerse el vestido de torear. Manuel Jesús El Cid (Salteras, 1974) se despedía de los ruedos a finales de 2019 agasajado por los públicos de la diferentes plazas en las que años atrás firmaría sobre sus arenas memorables tardes de toros, destacando el adiós de Las Ventas aquel 4 de octubre cuando varios aficionados saltaron al ruedo de la Monumental para sacarlo a hombros por la puerta de cuadrillas, envuelto en una pancarta que rezaba algo así como: 'El Cid, Torero de Madrid. Gracias'. Será el próximo 22 de abril cuando reaparezca (definitivamente y no antes) en la Feria de Abril de Sevilla con la corrida de Victorino y junto a Escribano y De Justo en el cartel: "Me gustan los retos y quería que fuera en una plaza de primera".

Pregunta: ¿Por qué en el Abril de Sevilla y no antes?

Respuesta: Quería que fuera en una plaza importante. Sé que va a ser muy duro y muy bonito a la vez, por lo que supone Sevilla y hacer el paseíllo en esa expectación y con una corrida de Victorino. No he escatimado en esfuerzos. Espero que el aficionado lo valore, porque no es fácil reaparecer con una corrida de Victorino después de casi cuatro años. Me hubiese gustado estar en otro cartel, pero no ha podido ser; hay pocas corridas y muchos toreros. Pero creo que el aficionado me quiere ver con la de Victorino y así será si Dios quiere.

P: ¿Cuántas veces ha abierto el armario de los vestidos en estos tres años?

R: Unas cuantas... (ríe de continuo). Pero tengo que abrirlo otra vez porque, además de que me he hecho dos trajes, los que tengo me los tendré que probar. Con la edad siempre, aunque uno esté delgado, los huesos ensanchan. Lo importante es que me siento física y mentalmente bien, y con muchísimas ganas de que llegue ese día.

P: ¿Se los imaginaba de nuevo adornando la silla de un hotel?

R: No me lo imaginaba del todo pero, aunque el año pasado estuve toreando festivales, ya rondaba en mi cabeza también el querer vestirme de luces, porque la sensación de torear de corto y torear de luces no tiene nada que ver. El público, la exigencia... Me encuentro bien físicamente y creo que eso es un valor añadido, puesto que el físico siempre te manda mucho. Cuando tú no puedes ponerte delante de un toro físicamente porque no estás bien, es normal que te lo pienses. Ni siquiera que se te pase por la cabeza. Y volví porque muchos aficionados -más de los que yo creía- me decían que tenían la ilusión de volver a verme torear en plazas importantes tras verme cuajar grandes faenas en los festivales del año pasado. Ese fue el último empujoncito que me hizo falta.

P: Yo le voy a dar la vuelta a su última afirmación: ¿por qué creyó que era el momento de decir adiós?

R: Llevaba veinte años de matador de toros toreando muchas corridas. Necesitaba también ese momento de cortar y dedicarme a otras cosas, cambiar la mente... Mi vida personal, mi finca, mi ganado... Desconectar un poquito del mundo del toro. Porque al final, quien no está metido en esto al 100%, no sabe que es una profesión que te quema mentalmente mucho. Es una profesión muy exigente y muy bonita, con muchos momentos buenos, pero para que lleguen esos momentos buenos has de pasar primero por muchos malos. Y esos momentos malos, si te pilla en un momento que no estás bien, te afecta muchísimo. Yo he sido un torero al que mis seguidores me han exigido como al que más: cuando yo he disfrutado, ellos lo han hecho conmigo, pero cuando yo no he estado a la altura, han sido mis primeros críticos. He sido un torero que siempre he tenido que empezar la temporada desde cero, pese a haber abierto la Puerta Grande en Madrid, la del Príncipe en Sevilla el año anterior... Parece que nunca ha valido como debiera de valer para estructurar a un torero la temporada de principio a fin como pasa con otros toreros, incluso con menos méritos que yo. Pero la hacen...

P: ¿Se fue con la convicción de irse totalmente realizado?

R: Por mi parte, sí. He hecho unos grandes esfuerzos para estar y conseguir lo que he llegado a conseguir. Date cuenta que yo soy un torero que empezó de cero total. Bueno, de menos cero. Yo inicié mi camino desde abajo del todo y he ido pasando por todas las facetas, de cuando uno está abajo, cuando uno está en medio y cuando uno está arriba. Evidentemente, todos los toreros queremos estar en la cumbre. Es lo más bonito, pero también lo más exigente. Porque es lo que hay que hacer: exigir a la figuras. Vacío no me he ido, pero sí que es cierto que muchas veces he pensado que el trato que me han dado en ciertos momentos no ha sido el más justo. Pero al final de tu carrera haces balance y he logrado conseguir todo lo que en un principio era una quimera, como era compartir cartel con esas grandes figuras del momento.

P:  A finales del pasado año decide volver con todas las de la ley. ¿Qué busca de esta segunda etapa?

R: Vengo a buscar mi satisfacción personal. Mi concepto del toreo sigue siendo el mismo, pero sí he visto que tengo much o ángulo de mejora. Cuando voy al campo intento imprimir a cada muletazo más profundidad y hacerlo más despacio, porque al fin y al cabo es lo que todos los toreros queremos. Estoy intentado hacerlo, hay muchísimas veces que me está saliendo y cuando tú tienes confianza en tu capote, tu muleta y tu espada —mi talón de Aquiles—, evidentemente, las tardes buenas llegarán más pronto que tarde.

P: ¿Volver con Santiago Ellauri significa volver a los orígenes?

R: Más que volver a la orígenes... Es una persona que la conozco desde mis comienzos, nunca he perdido contacto con él, es el padrino de mi hijo Rodrigo, o sea que es como de la familia. Lo más importante es que el torero esté a gusto con su apoderado y mire por él todos los intereses posibles. Creo que lo van a hacer muy bien, tanto él como Pedro Tamayo, evidentemente bajo mi supervisión, pero confío que se va a ir desarrollando bien a medida que vaya transcurriendo la temporada. Que no va a ser larga.

P: ¿Cómo ha caído en casa la noticia de la reaparición?

R: Ha caído con... Bueno, un poquito con incredulidad al principio. No se lo creían, pero cuando se han dado cuenta que voy en serio... Uf, sobre todo mis hijos que son ya mayores, me han dicho: "papá, ¿otra vez a torear? ¿otra vez a pasar miedo?". Pero bueno, ellos saben que yo ahora mismo estoy enfocado en mi profesión y me apoyan siempre igualmente. Al principio no les sentó nada bien, ni a ellos ni a mi mujer, pero saben que yo soy torero porque es lo que me llena. Y oye, antes de perder la vida en la carretera, prefiero perderla en una plaza de toros. Que es donde está la grandeza de un torero. Y por eso estás ahí, para jugarte la vida y que la gente vea que no es fácil. Los toreros pierden la vida en la plaza y eso es un hecho. Lo cierto es que un torero sale de casa y lo único que no sabe es si va a volver ni cuándo va a volver.

P: ¿Qué queda de aquel 4 de octubre saliendo en volandas de Madrid?

R: Hombre... Me quedan muchísimas cosas, muchísimos recuerdos. Fíjate, yo sabía que Madrid me quería mucho. Fue la plaza que me lo dio todo, aún siendo sevillano, la plaza que me relanzó, me aguantó y me acogió en su seno, pero no sabía que el cariño que me tenían era tan grandioso. Y ese 4 de octubre de 2019, me di cuenta de lo que era Madrid para El Cid y El Cid para Madrid. Ojalá la corrida me hubiera ayudado más de lo me ayudó para devolver con emoción el cariño de todas aquellas personas que me sacaron esa tarde en volandas. Fue un día maravilloso y que se quedará en mi retina para toda mi vida.

P: Posiblemente, esa tarde fuera la última en la que Gonzalito se emocionó desde el callejón de una plaza de toros.

R: Sí es verdad, si es verdad... Gonzalito ha sido una gran persona, un gran hombre y un señor de los que ya quedan muy pocos o ninguno en el mundo del toro. Son personajes de la tauromaquia que nunca deberían faltar. Y ese día Gonzalito disfrutó muchísimo porque él me vio nacer y crecer taurinamente hablando. Estuvo conmigo en mis comienzos de novillero y de matador. Siempre ha estado ahí, aunque haya sido en segundo plano, pero siempre a mi lado. Tanto él como su familia, en especial su hija María, que es un encanto de mujer y siempre nos ha ayudado a los toreros, sobre todo en el aeropuerto solucionando los problemas de los viajes a Suramérica. Pero sí, Gonzalito ha sido alguien especial para mí.

P: Vuelve a Sevilla con Victorino, pero sorpresivamente se queda fuera de San Isidro y Fallas a última hora. ¿Qué ocurrió?

R: Se habló con Rafael García Garrido, el empresario de Valencia y Madrid, y sí hubo contactos para torear. Al principio con una corrida, después con otra... Pero bueno, al final no hemos llegado a un entendimiento y hemos decidido dejar pasar en blanco estas Fallas y este San Isidro. Me haría muchísima ilusión volver a Madrid este año, qué duda cabe. Si no puede ser, siempre estará el año que viene. Me hubiera gustado, pero estas cosas pasan muchas veces en las contrataciones de los toreros. No es que no vaya a torear más en Madrid.

P: ¿Le han prometido alguna tarde en Otoño o en el ancho de la temporada?

R: No. No hemos hablado de nada más. Hablamos de San Isidro y ya está. No me han dicho nada. Lo único que me han dicho es que Otoño está ahí, la plaza de toros está ahí. Eso ya lo sé yo...(vuelve a reír), pero nada cerrado. No me fío hasta que no lo vea firmado, porque nada más que veas cómo bailan constantemente los nombres de los carteles de las ferias a escasos días de anunciarlos.

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