Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
Volver
'¡SÍ hay tortura!'
Foto: LaMéxico
Temporada grande

'¡SÍ hay tortura!'

Francisco Jara | México

¿Hay tortura en una corrida de toros? Después de lo visto en la corrida de esta tarde en La México, de ser lo mismo tarde a tarde, y prácticamente todas las plazas del país, la respuesta es; ¡Sí, hay tortura!

La tortura no la sufre el toro, la sufre el aficionado. Y es tan repetitiva como para ir al psicólogo y terminar en un psiquiátrico. Basta ver como están los tendidos, el aficionado ha dejado de creer. Lo que sale por toriles es vomitivo, no hay manera de defenderlo, se están cargando la fiesta que algún día tuvo en el toro bravo y encastado, su eje. Qué tortura, pero sobre todo qué vergüenza y tristeza da ver al toro en el suelo, sin fuerza, dando lástima.

Aficionados, no se crean a los del micrófono, esos palmeros son unos sinvergüenzas qué se venden por unas monedas. La empresa sigue siendo una piltrafa, compra el ganado a sus amigos, a los del club, no importa que salgan podridos, lo que les importa es seguir cuidándose el culo. No dudo que muchos ganaderos sean muy buenas personas, como se dijo en el micrófono, pero eso no nos interesa, nos interesa lo que crían. Dejen de torturar y de engañar a quienes mantienen la fiesta, el aficionado que pasa por taquilla.

Se llevó acabo una corrida en La México que había levantado cierta expectación por la confirmación de Juan Ortega, Juan Pablo Sánchez y Diego Silveti con una corrida parcheada de Montecristo y Pozo Hondo. Mal presentados en conjunto, todos faltos de fuerza, de bravura y de casta. Un cuarto qué se movió un poco más, pero muy lejos de ser un buen toro. Una infame corrida de toros. Quizás se esperaban más aficionados en los tendidos, pero para su servidor fue más de lo que se esperaba, diez mil espectadores y no más.

Juan Ortega confirmó con "Sevillano" número 70 y de 482 kilos, toro con el hierro de Montecristo. Saludó con tres verónicas con mucho aroma, meciendo perfectamente los brazos. Prado señaló un breve puyazo y el toro de inmediato mostró su falta de fuerza. Inició por bajo, con doblones muy toreros. El resto, detalles, pinturería, un toreo de salón. Al final el toro al refugio de las tablas y Juan con medios pases ante ya un moribundo. Entera y dos descabellos para dar una vuelta al ruedo. Cerró la torturante tarde ante "Molcajete", número 45 con 504 kilos, de la ganadería de Pozo Hondo. Un toro feo de hechuras y que terminó siendo soso y sin transmisión alguna, y que salía con la carra arriba. Detalles con la muleta que algunos agradecieron. Al matar se salió de la suerte y pinchó en dos ocasiones, entera y un golpe de descabello. Silencio.

Juan Pablo Sánchez hizo muy bien al abreviar ante su primero, un moribundo que llevó por nombre "Merengue", de la ganadería de Pozo Hondo. Mató de entera, toro y ganadero se llevaron una rechifla. "Colorín Colorado" un toro aldinegro y careto, de Montecristo, fue su segundo. Un toro que se movía un poco y que Juan Pablo lo entendió a la perfección. Templó en un par de tandas, pero donde también hubo enganchones y hasta un desarme. Esto porque en ocasiones intentaba el toro embestir con los pitones y terminaba embistiendo con los belfos por su debilidad. En muchísimas ocasiones se confunde el templar con acompañar la embestida. Y la faena tuvo más de lo segundo que de lo primero. Queda un buen cambio de mano y un desdén. Mató de una entera para cortar, por petición mayoritaria, la única oreja del festejo.

Completó el cartel Diego Silveti. Su primero, "Broche de Oro" de Montecristo, se lastimó después de brincar al callejón y fue devuelto a los corrales. El primer bis fue "Paliacate" de Pozo Hondo. Su segundo llevó por nombre "Yerbaniz", también de Pozo Hondo. De Silveti solo decir que estuvo en la plaza. Ya basta de tanta tortura al aficionado, porque ni el más masoquista aguanta. Mentira que la fiesta esté muriendo, la están matando, que es muy distinto.

Comparte y comenta esta noticia: