El pueblo valenciano de Foyos vivió ayer la alternativa del torero local.

En el cartel, además, El Soro y Barrera, que reaparecía para tal ocasión.

Era la primera corrida que se organizaba en el municipio. Imagínense.

La plaza casi a rebosar, y el pueblo como loco queriendo ver toros.

Un día especial que repercutió para bien en Foyos por muchos factores.

Hasta aquí, de lujo. Pero, ¡ah, amigo!, cuando salieron los ‘animalicos’...

Otra vez el valor fundamental de la Fiesta, vilipendiado, vejado y por los suelos.

Los toretes dieron más pena que cualquier otra cosa. Mal asunto.

El fin no justifica los medios aunque se viviera un día histórico en Foyos.

La Fiesta, -esta Fiesta-, a cualquier precio, no tiene ningún valor.