El ganadero Fernando López nos recibe en su finca salmantina de Narros de Matalayegua, donde pastan los toros de Carlos Charro. Sinceridad, respeto y amor por una forma de vida, en un encuentro donde el toro se erige como principal protagonista.
Aunque nació en Sevilla, en el corazón de Fernando López Martín aflora la sangre charra salmantina. En sus palabras cargadas de compromiso y sinceridad fluye el toro bravo en su máximo apogeo, y es que el mundo de los toros no le llega por casualidad, y aunque la cría del caballo y la pasión por la raza del hierro El Caldero fuera su origen ganadero, la tauromaquia es la pasión de su existencia para este letrado sevillano que lo dejó todo por la afición al toro al contraer matrimonio con Mª Loreto Charro Santos, de la que no solo heredó la pasión por el campo, también el hierro que lleva su nombre. Una divisa que, como nos explica el propio Fernando, «estaba sin ganado y se decidió ponerle el hierro original de la casa y adherirle el ganado de El Torreón que se lidiaba por entonces a nombre de Carlos Charro». Un hierro con historia, ya que el hierro se lo dio su abuelo Manuel Santos Galache de Hernandinos, que se lo regaló a su nieta bajo el nombre de Mª Loreto Charro Santos, que a la postre es el hierro original de la casa. «Se ha estado lidiando hasta que mi suegro Carlos Charro eliminó lo que tenía de procedencia de Aldeanueva-El Raboso», que fue lo que compró la ganadería de Puerto de San Lorenzo, creando el hierro de La Ventana del Puerto, de encaste Atanasio-Lisardo. La primera camada del hierro de Loreto Charro no se lidiará hasta el 2020, hasta entonces el hierro de Carlos Charro será el encargado de dictar justicia.
Fernando López es, con permiso de su suegro, santo y seña del hierro salmantino de Carlos Charro. Un prestigio ganadero, fruto del esfuerzo y la constancia, y que en apenas cuatro años con más de media docena de festejos ha puesto la ganadería en boca del aficionado. Ahora lo que le espera no es llegar, sino consolidarse. La ilusión y la vitalidad son las señas de identidad para un hombre de campo, que aspira a lo más alto y que tiene en Alberto López Simón, Morenito de Aranda y Sebastián Castella, los tres nombres de cabecera que año tras año derrochan talento y mejoran la técnica en los tentaderos, que prepara con cariño y esmero.
Convencido de sus palabras y con una afición desmedida, Fernando contesta con rotundidad, cuando de ser un desconocido ha pasado a copar titulares gracias a su incursión en plazas de compromiso «No soy ningún mago, y siempre tengo los pies en el suelo. Además desde el primer momento estuve seguro de lo que tenía. Con el mayoral Juan Mari Rivas pasaba más tiempo que con mi mujer, él me enseñó a conocerlo todo, pero sobretodo a luchar y defender la ganadería».
Los inicios
De Julio Campano y de un desconocido López Simón en Las Navas del Marqués (Ávila) un 16 de julio de 2014, hace tan solo dos temporadas. Aquel día el de Barajas triunfó junto a Campano en la plaza portátil abulense, sobre todo frente al sexto, Espumito, herrado con el número 33 y negro bragado de capa que fue premiado con la vuelta al ruedo, aunque cuentan las crónicas que realmente fue mejor el castaño que sorteó en primer lugar. Semanas después llegaría el éxito de lo que hasta el momento es el último festejo celebrado en la plaza de toros de San Lorenzo del Escorial, cuando el 9 de agosto de 2014 Miguel Abellán y Antonio Ferrera se medían mano a mano con un encierro de Carlos Charro. Los dos salieron a hombros junto con el mayoral Juan María Rivas, que a la postre cumplía la efeméride de toda una vida dedicada al campo, concretamente 25 años desde que empezara de mayoral con la ganadería de Atanasio Fernández. Las seis orejas, los cinco toros aplaudidos en el arrastre unido a la buena entrada en una plaza con solera, hizo que el propio Fernando no se lo pensara dos veces y sacara con orgullo a su mayoral, en una tarde triunfal. Días después en Guijuelo (Salamanca) un sobrero posibilitó el triunfo a Damián Castaño.
De pronto todo cambió y la lidia de dos toros en la encerrona de Morenito de Aranda en Aranda de Duero (Burgos), puso relumbrón a una de las tardes más épicas de la carrera del burgalés. Seis orejas, -tres paseó de Carlos Charro-, en una tarde en la que alternó con ganaderías de primer nivel como Núñez del Cuvillo, Victoriano del Rio, El Torero y, entre tanto, su hierro se hizo hueco entre las ganaderías punteras. Esencia de bravura.
En la temporada 2015 aunque solo lidiara en tres escenarios, resultó clave el juego de los toros: Ávila, San Sebastián de los Reyes y un toro en la corrida concurso de Navaluenga (donde resultó ser el triunfador de la tarde) fueron los argumentos de un año que significó un cambio de ritmo en la ganadería, afrontando carteles y ferias con cierta repercusión.
Para el V Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús, Ávila programó una corrida de toros. El Fandi, Sebastián Castella y César Jiménez fue la terna de una tarde en la que se cortaron seis orejas, y Barbragande fue premiado con la vuelta al ruedo. La tarde finalizó con la terna a hombros y con un mensaje que Fernando recuerda de manera especial: «al terminar la corrida el presidente del festejo se me acercó y me comentó que tenía que estar orgulloso de que se le hubiese dado la vuelta al ruedo a un toro, porque hacía mucho tiempo que no ocurría», y continua que «aquella tarde pasó lo mismo que en Las Navas del Marqués, al darle la vuelta al ruedo a un toro que aunque lo mereciese no hizo los mismos méritos que sus hermanos, por lo que creo que en el caso de Ávila le deberían haber dado la vuelta al ruedo al tercero y al final fue en el cuarto, porque la gente en el primer toro estaba muy fría y no tomaron partido por lo que ocurría en el ruedo». El año pasado continuó con una segunda tarde en San Sebastián de los Reyes, donde El Fandi volvió a resultar como vencedor numérico, ya que Manuel Escribano que sustituía a “Paquirri”, por culpa del reiterado fallo con los aceros en el sexto, no pudo acompañar en hombros al granadino.
Aún quedaba el último capítulo de una temporada que parecía no querer llegar a su fin. En pleno valle del terror, en Navaluenga (Ávila), una corrida concurso y la baja de un ejemplar de la ganadería francesa de Hermanos Gallón, hizo que un toro de Carlos Charro emergiera de manera apresurada en el cartel. «Entramos a última hora y el toro contó con todos los inconvenientes, ya que se tuvo que embarcar esa tarde, y estuvo toda la noche en el camión», recuerda Fernando. Aún así, Uceda Leal, que alternaba junto a Luis González y Juan Leal, se entretuvo en cortarle una oreja tras porfiar con los aceros, que de no haber sido así, «le corta las dos orejas y le piden la vuelta al ruedo al toro”. El ganadero cumplió con creces y resultó victorioso en una tarde en la que obtuvo el premio al toro mas bravo de la corrida, de manos de Fandango.
La temporada 2016
Con apenas cuatro temporadas con el bastón de mando de la ganadería, Fernando se ha convertido en un referente para muchos jóvenes ganaderos que, como él, comienzan un duro camino en una búsqueda incesante por el triunfo. Este año supuso la vuelta a Torrejón de Ardoz, donde ya estuvo en 2012. Pero entre tanto, las figuras demandan sus toros y eso no es fruto de la casualidad. «Es cierto que se ha notado la demanda de los aficionados de mis toros, pero sobre todo el interés de las figuras. Antes de la corrida de Las Navas del Marqués en 2014 no estaba anunciado en ninguna plaza y estaba agobiado. El juicio de esta nueva etapa es novedoso. El camino es largo, pero muy bonito».
Esta temporada figuras como Castella, Cayetano o López Simón saben lo que es triunfar con la ganadería salmantina. Sin ir más lejos, los tres salieron a hombros el pasado 18 de junio en Torrejón de Ardoz, en un día que Fernando recuerda con emoción, pues «fue una tarde de mucha expectación en los tendidos, estuvo la infanta Elena con su hijo, y eso es de halagar en los tiempos que corren, pero sobre todo hubo muchos aficionados y ese cartel tan rematado fue un orgullo personal; el juego de la corrida pudo ser mejor y los toreros fallaron con los aceros, pero la gente salió contenta».
Su incursión en los carteles de las figuras no es baladí, ni fruto de un día: «Mi inclusión en los carteles de las figuras creo que se debe a que los toros están respondiendo. A mis toros, se les conoce por el boca a boca de las cuadrillas, y sobre todo por el run run entre los profesionales tanto para lo bueno como para lo malo». Y continúa Fernando, «prefiero lidiar e ir con la cara alta en plazas que aunque no sean de relevancia, el reconocimiento va a ser unánime».
La temporada 2016 ha sido de las más completas para la ganadería de Carlos Charro. En Torrejón de Ardoz se cortaron siete orejas, la terna se fue en volandas e incluso se llegó a colgar el “No hay billetes”. En San Sebastián de los Reyes el hasta entonces novillero Luis David Adame fue el gran protagonista, aunque el sevillano se quedó con sabor agridulce «porque si los novilleros hubieron estado certeros con la espada, la tarde hubiera tenido mayor repercusión». De la novillada en su conjunto extrae que «se movieron y tuvo repercusión, ya que eran de sementales nuevos la mayoría», aún así es cauto y se sincera: «Tenemos que seguir esperando a la temporada que viene». Tal y como ocurrió en San Sebastián de los Reyes, Fernando busca en sus toros «la humillación, el desplazamiento y que el torero pueda desarrollar despacio su obra».
La temporada finalizó en Aranda de Duero (Burgos) en un electrizante mano a mano entre López Simón y Morenito de Aranda, que de no ser por el fallo con los aceros, habrían paseado más que los tres trofeos que cosecharon de los cuatro toros, que con el hierro de Carlos Charro saltaron al coso arandino. Las tres corridas lidiadas este año han sido argumentos más que notables, aunque el ganadero puntualiza que la corrida de Aranda de Duero tuvo lugar «ante un público muy frío», y que ni López Simón ni Morenito se acoplaron con la espada. Aun así, Fernando extrajo cosas positivas: «Me quedo con el segundo toro del lote de Morenito, que rebosó clase y tuvo un ritmo excepcional», hasta el punto de que ganadero y torero hablaron tras la corrida y el burgalés le confesó que se había olvidado en su segundo toro.
La próxima temporada
Todavía es pronto para saber dónde lidiará la camada de la próxima temporada, ya que «no me gusta decidir a principio de temporada dónde vamos a lidiar, prefiero hacer las cosas con calma. Busco la regularidad», aunque al menos cuatro corridas de toros tiene preparadas. Cerca de 25 toros de saca que aguardan en la finca salmantina de Peña de Cabra en Narros de Matalayegua, donde el sevillano mata el tiempo entre saneamientos y tentaderos. Defensor a ultranza del toro bravo, lo cría no solo pensando en el torero, pero también en el aficionado: «Los dos van de la mano en el espectáculo, el toro que sirve para el torero al aficionado le llega, tiene que ser una suma de los tres estamentos que hacen de la Fiesta un espectáculo único. El torero tiene que sentirse satisfecho con lo que tiene delante y que al público le transmita y que salga satisfecho con lo que ve». Concluye asumiendo que «aunque nos consideremos una ganadería torerista, al público también le emociona nuestros toros y están teniendo repercusión».