Por el piton derecho
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El cuento de la lechera en la casa de Tócame Roque
OPINIÓN | La supuesta unión del sector

El cuento de la lechera en la casa de Tócame Roque

Darío Juárez

Tristemente, el Covid no deja de dar muestras de ser el grinch que ha llegado al carnaval taurino –que no del Toro– para boicotear la fiesta del sistema y quitar de una en una las caretas al sector,  desenmascarando así las fugas silenciadas en forma de guerras internas que llevan subvirtiendo la identidad del espectáculo y empobreciendo el plano sociológico de la tauromaquia desde hace mucho tiempo.

Raro es el día que no aparece en las redes una noticia contraproducente para el mundo del toro que le afecte de manera directa. Y la mayoría de esas veces, efectivamente, debido a una causa o cuestión interna. La palabra "unión" es el cuento de la lechera peor contado de la historia; el mantra taurino por excelencia. Una letanía más pedante que abusar de las palabras resiliencia y empatía, y que ha terminado por explotar en sus diferentes facciones, interesadas todas en llegar primero a la parte que dice aquello de "fueron felices y comieron perdices".

Es evidente que la incidencia del virus ha hecho que ante la falta de actividad en las plazas, muchas casas ganaderas hayan tenido que coger la senda pavorosa del matadero para poder sobrevivir. Un hecho sin precedentes –obviando la reducción sistemática de la cabaña en los últimos años que ha traído consigo la desaparición de muchas vacadas– que se ha sumado al llamado de emergencia de los profesionales al Gobierno, exigiendo única y exclusivamente lo que por desempleo les pertenece. Una batalla que, once meses después del inicio del Estado de Alarma, todavía sigue librándose frente al sectarismo ideológico de la Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.

#LaCulturaNoSeCensura fue el lema que encabezó los denominados paseos taurinos o manifestaciones que se celebraron en un gran número de ciudades. Matadores, ganaderos, banderilleros, picadores, mozos de espada, presidentes de plazas de toros y un amplio elenco de aficionados, por supuesto, unidos todos en reivindicación de la tauromaquia como parte de nuestra cultura. Aunque escribiendo estas líneas, me vino a la memoria un recuerdo de Manzanares en Sevilla dirigiéndose a una reportera de Telecinco, con el Paseo de Colón de fondo abarrotado, diciendo: "No hay más que verlo, esto se defiende solo". Y así todo... Luego pensé, lógico, qué va a decir un torero que nunca ha toreado para comprarse la finca, si al nacer ya la tenía.

Esos paseos taurinos congregaron a una cuantía numerosa de profesionales. Muchos de ellos fueron punta de lanza de esas manifestaciones pacíficas que se llevaron a cabo en voz de la libertad, de nuestra libertad, siendo los mismos que ahora recelan entre sí con tiranteces, con faltas a la palabra y al compañerismo, y hasta con acusaciones recíprocas y pleitos de por medio entre profesionales y presidentes, por presuntos abusos de poder –originados éstos por la no concesión de una oreja…–. Dichos presidentes, bajo el amparo de la Asociación de Presidentes de Plazas de Toros de España y aprovechando la coyuntura contenciosa-administrativa en la que están inmersos con el reconocido letrado Joaquín Moeckel y su cliente Cayetano, también han decidido –por fin– poner el grito en el cielo enarbolando una campaña por la integridad de la Fiesta, tras la anulación el pasado mes de octubre de una multa por afeitado que impuso la Comunidad de Madrid a la ganadería de Miura en 2018. Mejor momento de calentón no iban a encontrar. Tarde, como acostumbra el taurino, pero necesario.

Esperemos que el reventón de ANPTE sirva de valioso precedente para analizar con lupa todo animal que sea desembarcado en una plaza de toros. Pese al recelo que puede crear el pensar que no será así, muchos creerán que esto nace del despecho de la asociación de presidentes porque a uno de sus miembros un torero le ha sentado frente a un juez. Yo no lo creo así, pues lo que ANPTE ha querido venir a demostrar con el tema afeitado son los aposentos donde ha estado aletargado su silencio, el propio silencio de ANPTE, cuando delante de sus ojos se han cometido tropelías contra la integridad del toro y del espectáculo, pasándolo muchas veces por alto sin destapar a nadie. Ahora bien, la culpa tiene dueño. Si a alguien se le puede recriminar la pérdida de autoridad de los palcos es única y exclusivamente a los usías.

Por otro lado, ASPROT (Asociación de Profesionales Taurinos) ha hecho pública una carta abierta dirigida a la Fundación Toro de Lidia para instar a la misma a recibir una respuesta por su parte que argumente las razones que hubo para que se modificasen los carteles de la Gira de Reconstrucción; los porqués de no ser convocados a las comisiones de seguimiento semanales que refleja el Acuerdo Marco que firmaron entre ambas partes el pasado mes de septiembre y conocer el paradero del informe de ANOET con la contabilidad de los festejos, velando así por la transparencia que rige el Certificado Anticorrupción firmado por todos los acordantes.

En ese elenco caduco de Simones de ANOET también hay discrepancias y tiranteces con la hornada de Garzones que piden paso en el empresariado taurino. La necesidad de adaptación de la patronal al toro del siglo XXI es una constante vital que una gran parte de la cúpula de ANOET no logra entender, pero que a día de hoy, para su desgracia y la de sus bolsillos, son lentejas. El statu quo de los 80, 90 y principios del nuevo siglo ha funcionado de maravilla cuando todas las plazas estaban llenas y qué más quisiéramos haber continuado por esa dinámica. Pero la realidad, desde hace mucho, es otra. Y, pese a ello, las vendas siguen en los ojos mientras la vida de la tauromaquia se consume.

Si Bergamín fuera coetáneo de este tiempo jamás hubiera escrito La música callada del toreo. Aunque, pensándolo bien, todavía estamos a tiempo de ponerle banda sonora a la tauromaquia. Descartando a Rhodes, ya que su anglosajón tiquismiquismo naturista le prohibiría hasta pasarse por Casa Toribio a comer rabo de toro, pese a ser ya un español más por sus “contrastados méritos artísticos”, bien se podía hacer una dicotomía de gustos con varias opciones para ir cribando y dar con la sintonía idílica que represente a todos. Porque en la casa de Tócame Roque ya sólo nos queda bailar y seguir hablando de unión como el que tiene na.

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