De príncipes que ansían la corona de rey a aspirantes a la realeza. De recuerdos enfrascados en la palabra triunfo. Daniel Luque y Francisco de Manuel. De testigos con la espada siempre en guardia. Miguel Ángel Perera. Toca eliminar la palabra aperitivo para definir esto como un plato de considerable nivel. Es lo que tiene sentar a la mesa a hombres que tanta felicidad han repartido por las plazas de nuestra piel de toro. La materia prima que aguardaba en toriles venía a reafirmarse como ganadería representante de la casta, sólo que hasta el quinto no saltó la liebre. El Parralejo para todo.
La realidad en el toreo es inevitable e imborrable, pero sí descifrable. Se hace a través del temple. Así se podría describir lo que le hizo Luque al extraordinario Príncipe que le cayó en gracia en quinto lugar: la realidad del temple. Otra más es aquella que se describe como un milagro. Aquella que se vislumbra en un Daniel Luque que no toca los toros, no los violenta, no los sacude con tal de empujarlos hacia adelante. Una virtud preciosa, un registro casi imposible de explicar. Tener la capacidad de esperarlo sin citar y templar sin enganchar. Qué valor hay que tener. Qué locura. Desde el minuto uno cuajó al toro. Los derechazos fueron un compendio de dulzura, temple y profundidad. Todo lo que hizo lo hizo con una aplastante seguridad y con una pócima que encanta a cualquier mortal: la de la naturalidad. Los naturales crujieron hasta en Triana y la fragua reventó cuando el sevillano relajó al máximo los hombros con la muleta en la mano derecha sin espada. De la faena de Luque se pueden sacar treinta años de cartelería taurina. Dos orejas de la categoría que merece él y esta plaza y además, pañuelo azul innegable a un animal que derrochó clase y nobleza. La belleza del milagro.
Gabriel Fernández Rey pudo pensar lo mismo el pasado Domingo de Resurrección al doblar el premio de El Juli, como lo que tardó en negar la devolución del inválido manifiesto que hizo segundo. El animal comió albero incontables veces pero Luque se lo tuvo que comer y aún así, le pegó dos series inconmensurables por el derecho. Cómo relajó la figura el de Gerena cuando el negro se dejó. No acabó todo cuando éste echó la persiana. Daniel dejó la que hasta ahora es la estocada de la feria. La ejecución fue medida, directa, seca y contundente. Saludó una ovación.
La función comenzó calentita con una lidia extraordinaria de Javier Ambel al serio pero escurrido de atrás que hizo primero. Estudiarán las generaciones venideras la manera de embeber el toro en los vuelos del capote con una limpieza, un temple y un recorrido descomunal. Lo de Curro Javier en banderillas no fue menos. Perera tuvo que abreviar tras verse en un entuerto formado por el viento, un toro parado y un público irascible que le tocó las palmas.
Francisco de Manuel debutó en Sevilla de forma intermitente, sin terminar de empujar y sobre todo, de aprovechar. Tremendo fue un toro de maravillosa calidad en la embestida -tercer animal de la tarde escurrido de los cuartos traseros- y no tanta transmisión. También tuvo este toro la dosis justa de fuerza en los primeros tercios. Tenía el madrileño la obligada tarea de aportar la chicha que faltaba en el bravo y éste lo hizo, pero como he mencionado arriba, a medias. Dejó retazos profundos, plenos en estética y categoría. Le sorprendió a un servidor la frialdad de Sevilla cuando las mulillas arrastraron a un buen animal. Saludó la segunda ovación de la tarde. En el sexto se vio a un torero acelerado y a un toro geniudo, sin un ápice de entrega.
Miguel Ángel Perera nos hizo un favor a los sevillistas taurinos congregados en esta parroquia al despachar al también inválido cuarto. El lote que sorteó el extremeño es para no comentarlo.
Ficha del festejo:
Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. 3ª de la Feria de Abril.4ª del abono. 1/3 de plaza. Toros de El Parralejo: Escurridos de atrás en conjunto. Inservibles 1°, 2° y 4°. Enclasado el 3°. Extraordinario el 5°, premiado con la vuelta al ruedo de nombre Príncipe. Geniudo el 6°.
Miguel Ángel Perera: Silencio en su lote.
Daniel Luque: Saludos y dos orejas.
Francisco de Manuel: Ovación con saludos y saludos de despedida.
Saludó Curro Javier en el 1°.