Allá por el mes de febrero, cuando Plaza 1 presentó los carteles de San Isidro en la gala anual, nos vendió que iba a ser una feria histórica. E histórica ha sido, a decir verdad, aunque no lo histórica que querían y vendían.

La configuración de carteles invitaba a ello: carteles rematados con las figuras repitiendo varias tardes, sin carteles de relleno, sin la semana torista… Todo ello alentado por las declaraciones semanas después por el empresario en una tertulia diciendo que el campo estaba complicado y no había toros para Madrid. Todo olía muy a favor de obra, incluyendo los abonos regalados, para que fuera una feria "histórica" en cuanto a resultados se refiere. 

Pero sale el toro, como se suele decir —aunque se podría decir el medio toro o el toro de los taurinos—, y pone a cada uno en su sitio. Histórica, pero por mala, ha sido la feria en todos los sentidos. ¿La culpa de lo que hemos vivido? Se pueden imaginar... Que si el aficionado va a reventar, que si la Venta del Batán, que si algún presidente no ha cumplido el reglamento. Todas las excusas que se puedan imaginar menos la que es. Y ésta no es otra que el TORO. El toro que te quieren imponer los taurinos sin presencia ninguna, sin casta, bobalicón, que se mueve, sin emoción ninguna, sospechoso de pitones o muy sospechoso en algunos casos (de esto último ya no se libra ni Madrid), con el que el público ocasional traga pero el aficionado no. Ese toro, el de las hechuras y bonito, en Madrid ni sirve ni gusta y en esta feria se ha demostrado que lo de las hechuras es una milonga más. Más casta y nos emocionaremos todos (que también la ha habido en esta feria), como en los festejos de Victorino Martín, Santiago Domecq y José Escolar. 

No todo lo histórico ha sido malo, hay que reconocerlo, y es que el billete ha sido grande, muy grande, gracias a la liberación de precios, eso si que ha sido histórico: billete grande y toro chico.

El festejo IN MEMORIAM, en homenaje a José Cubero “Yiyo”, que tanto se aplaudió y que se quedó en un pseudohomenaje guardando un simple minuto de silencio, que ni la terna tenía muy claro si guardar o no, interrumpido por los voceras maleducados de los VIVAS, porque ni siquiera Plaza1 tuvo el detalle ni la sensibilidad de invitar a la familia del Príncipe de Canillejas. Yiyo y la familia se merecían otro tipo de homenaje por parte de la empresa y sus cómplices, el Centro de Asuntos Taurinos. Qué menos que un azulejo o una placa recogida en el ruedo después del paseíllo. Detalle de torero tuvo Roca Rey al enfundarse un terno burdeos y azabache como tantas veces lució el Príncipe, empañado tras encararse con la afición. Pseudohomenaje en el que sólo importó una cosa para la empresa: el billete grande.

La Beneficencia no se quedó atrás con los líos de la empresa. Beneficencia que tuvo que moverse de fecha porque Castella, triunfador de San Isidro, toreaba en Istres el día fijado. Beneficencia que quisieron hacer a su antojo, con la complicidad del CAT llamando, supuestamente, a Morante y ninguneando a otros triunfadores, sin entrar en merecimientos. Y si la Beneficencia es cartel para triunfadores, ¿por qué no también premiar a las ganaderías triunfadoras? Por la sencilla razón de que el TORO no les importa nada. Se guardó un minuto de silencio en honor a Iván Fandiño, fallecido hace seis años, esta vez respetado rigurosamente. Presentación muy desigual, tirando a mal presentada, con algun toro potable en la muleta, pero en general muy desfondada e invalida. Destacar en los tendidos una pelea en el 8 ¡Quién lo diría! También los excesos en cuanto a las orejas hicieron acto de presencia con una muy laxa Puerta Grande.

El (7) también habló ante las criticas recibidas esta semana después del festejo en memoria a Yiyo, con dos pancartas que decían “NUESTRO TENDIDO ES UNA ROCA…” “ …Y EL TORO NUESTRO REY”. 

Plaza 1 y el Centro de Asuntos Taurino de la Comunidad de Madrid deberían reflexionar en qué han convertido la plaza más importante del mundo. Cada día es más insoportable aguantar al público ocasional maleducado, vocero y orejero que no se entera, ni se va enterar, ni va a querer entenderlo, pues cada protesta del aficionado es a favor suyo y en su defensa. También deberían reflexionar de que en Madrid no todo vale y por mucho que pidas, ahí está Madrid para que llegue otra cosa distinta.