Después de hora y veinte discutiendo en el tren con un grupo de catalanas que regresaban a casa de visitar abulenses tierras vetonas, sobre si la crema catalana es mejor o no que las yemas de Santa Teresa, desembarqué en Príncipe Pío con la bravura del orgullo patrio que iba pidiendo para los grises de Adolfo que, horas después, abrirían la temporada 2025 en la Monumental de Las Ventas.
Un paseíllo que arrancó envuelto en júbilo cuando aparecieron los tres coletas y desde la banda sonó 'Gallito', el pasodoble más esperado por muchos aficionados para enaltecer la memoria del "Rey de los toreros" e impulsor de esta, su Monumental. Lo que no reinó fue la bravura que no tuvieron los cárdenos de Adolfo Martín, al que le maquilló el fiasco ese 2º, de nombre Arenero, con el que Damián Castaño hizo rugir a Madrid. Que había acudido en masa a la gélida primera cita venteña y se encontró con un torero macho, dispuesto a honrar su profesión, entregar su vida y darle a su afición todo lo que tenía dentro.
Arenero había saltado al ruedo barbeando las tablas, intuyendo un intento de salto hacia el callejón que finalmente no se produjo. El salmantino logró recogerlo en los medios con sapiencia y fue en la brega entre varas cuando le cantó en el capote la buena nueva de su vibrante humillación. Humillación con guasa y esa casta que empezó a sacar cuando le silbó los riñones a Adrián de Torres en el par de chicuelinas que le dejó pegarle taladrado a la boca de riego.
Damián eligió quedarse a solas con Arenero un metro más allá de la segunda raya del 6, para ponerse en el sitio y empezar a bajar la mano, exigiendo la respuesta del cárdeno por debajo de la pala. Que no quiso otra altura y así se lo hizo saber cuando en la tercera tanda, queriéndoselo ofrecer con relajo y erguido el salmantino, no le dejó. El pitón izquierdo tenía el porche del cortijo que tenía el derecho, como una dádiva para Damián y su prestancia para mostrarlo, dejando yacente sobre el ruedo media muleta y tirando del toro y esa embestida empujada con una clase excepcional. Siempre enfrontilado, dando el pecho en cada cite y llevando atrás al toro todo lo que podía. Abrochó con adornos por bajo, antes de pinchar y dejar una estocada baja.
Firmeza de Castaño con el peligroso 5º, llevándolo en redondo, buscando templarlo, pese a que el animal se empezara a quedar corto y siempre supiera lo que se dejaba atrás a partir del segundo muletazo. Tragó Damián sabedor de que iba a rebañar hasta el último aliento. No había más de dónde rascar y aún así nos lo quiso enseñar por el izquierdo sabiendo que le iba a echar mano, hasta que pasó lo presentido cuando le echó los vuelos y se quedó descubierto: el Adolfo le tiró un derrote haciendo perderse el pitón por el chaleco, teniendo que salir corriendo hacia la enfermería por la cornada con dos trayectorias que en el segundo hachazo le caló en la cara posterior del muslo. De la muerte de animal se hizo cargo Rafael de Julia, pasando otro quinario, pasaportándolo tarde, mal y siempre buscando los blandos.
La cara de Rafael de Julia haciendo el paseíllo podría presentir su tarde. A la que no entró en ningún momento, sin sitio, con una fragilidad exteriorizada pasmosa, comido por sus dos toros en los terrenos de tablas en el saludo con el capote, ahogado en su debilidad, sin querer ver, y mucho menos mostrar, a ninguno de los dos animales de Adolfo que le tocaron. No pudo meterlos mano ni una sola vez, negándose a que los viéramos por el izquierdo. El primero se quedaba muy por debajo, pero con el 4º ni se puso. Con la espada, un escándalo vergonzoso con tintes de carnicería. Por delante tiene la Goyesca del 2 de mayo con uno de Algarra y otro de Ibán...
Adrián de Torres se topó con el lote más blando y soso del encierro. Correcto, queriendo proponer un buen toreo basado en la colocación y el trazo, pero ahí no había nada que hacer.
Ficha del festejo:
Monumental de Las Ventas. Más de media plaza en tarde fría. Se lidiaron 6 toros de Adolfo Martín, excelentemente presentados, bajos y muy serios por delante; descastados y sin fondo, peligroso el 5º, a excepción del bueno y encastado 2º.
Rafael de Julia, de tabaco y oro: bronca, pitos y bronca.
Damián Castaño, de negro y oro: ovación con saludos en el único que mató.
Adrián de Torres, de hueso y oro: Silencio y silencio tras aviso.
PARTE MÉDICO DE DAMIÁN CASTAÑO:
Damián Castaño sufre una cornada en el tercio superior de la cara posterior del muslo izquierdo con dos trayectorias: una hacia dentro de 15 centímetros que bordea el fémur y otra hacia arriba de 10 contusionando el isquion. Pronóstico grave. Firmado: los doctores Máximo García Padrós y Máximo García Leirado.