Yo, acostumbrado a maldecir veranos, me llevé a mi tío al alto del 5 a degustar la dádiva de Lorenzo tras varias semanas de lluvia, para que conociera una tarde de toros en Madrid; a sus 70 años, este domingo fue su primera vez. Allí nos encontramos a unos chavales que ninguno llegaba a mayoría de edad, carentes de afición pero con ganas de formalizarla pronto -o eso espero-, sorprendidos por casi todo. Desde el sonido del testuz al chocarse contra el peto, hasta el simple babeo de salida de los novillos para, a continuación, llegar a conclusiones que me sacaron una sonrisa enternecedora: "¡Mira, mira, qué asco las babas, bro! De hecho el novillo está dando vueltas porque está rayadete, eh". Les queda camino, pero hoy pusieron la primera piedra para crear esa afición que les hará perseverar y a la vez entender que si quieren ser aficionados de la plaza de Madrid, les quedan muchas tardes infumables como la de Fuente Ymbro de este último domingo de marzo. Aunque ellos todavía no lo sepan.

La tarde de los palillos (estaquilladores) rotos la protagonizó el encierro descastado, muy mal picado, manso y dispar de hechuras -me pareció mucho más parejo en los corrales por la mañana- que trajo Ricardo Gallardo a la primera novillada de temporada en el feudo capitalino, que se acabaría yendo por el camino de la amargura. La amargura por no haber cambiado la peli de Antena 3 que sigue al tiempo de Brasero por una tarde de toros así, pensaría alguno. Pero así estaba escrito o, mejor dicho, acartelado.

No pudo romper el concepto clásico de Diego Bastos como él y todos hubiéramos querido, que fue apuntando detalles de intentar hacerlo bien frente a un blandísimo y mansito primero que deslució el trasteo del sevillano, tan sólo logrando escuchar los olés de Madrid en la cuarta tanda en redondo, en corto y en la única en la que el animalito no denotó su fragilidad reuniéndose de buena manera con su contrario. Todo esto sin mirarse después de habérsela presentado por el zocato al novillo, con un viaje cada vez más corto, que terminó por herirlo con una cornada de diez centímetros en el gemelo izquierdo. Buscó la expresión de su concepto con el manso y huidizo 4º al que fue a esperarlo herido a porta gayola, pero esos pozos en Madrid siempre van a estar secos de un eco de triunfo. Sobre todo cuando ves a un torero salir corriendo constantemente detrás de un animal que no quiere pelea.

Cobró una buena estocada -la única decente en toda la tarde- del 3º el mexicano Emiliano Osornio, que hacía su presentación como novillero en Madrid. Un novillo con un tranco de más tras aquel inicio de faena empujándolo hacia el tercio por muletazos por bajo, desaprovechado por el ventajismo del novillero azteca, ligando las primeras series al hilo, abusando del pico y sin bragueta, hasta el final de faena. Con el novillo entregado y una embestida más templada, Osornio se gustó y gustó, porque ahí sí lo quiso hacer de verdad. Madrid le acabaría tocando las palmas por esa estocada de efecto fulminante. Abrevió con el descastado y muy venido a menos 6º.

Mariscal Ruiz volvía a La Monumental un año y medio después de coronarse de sin caballos como el triunfador del Camino hacia Las Ventas. Hoy también era el día de su presentación como novillero con los del castoreño y nada pudo ir a peor. Aunque quizá para él le sirvió. Porque es cierto que estuvo por encima del animal más pesado de la corrida (523) como fue el descastado 2º que empujó sólo con un pitón al jaco, soltando la cara cuando le bajaba tantísimo la mano de verse podido tan pronto y del que se llevó un puntazo en el muslo derecho que le hizo pasar a la enfermería, pero fue él quien se puso pesado con la birria moribunda de Gallardo que hizo 5º. Encimista, porfión con la nada más absoluta y, para colmo, el encararse con el tendido cuando le afearon hacerle un desplante sin muleta a la tonta de la tonta de la tonta del bote. Por la que se dejó coger enrabietado y se acabó cortando en la mano derecha con un arpón. Lo mismo esperaba una ovación de reconocimiento sincero propia de Madrid... Como muchas que salieron este domingo de manera improvisada tras la descoordinación de las palmas de tango convertidas en aplausos.

Entre esto y los novillos "rayadetes", vaya tardecita en el Foro.

Ficha del festejo:

Monumental de Las Ventas. Novillada de temporada. 1/3 de entrada. Se lidiaron 6 novillos de Fuente Ymbro, desiguales de hechuras; descastados, mansos y blandos.

Diego Bastos, de verde esperanza y oro: silencio tras aviso y silencio.

Mariscal Ruiz, de azul pavo y oro: silencio tras aviso y división de opiniones.

Emiliano Osornio, de negro y oro: palmas y silencio.

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PARTE MÉDICO DIEGO BASTOS:
Herida por asta de toro en tercio proximal de la cara interna de la pierna izquierda, con una trayectoria hacia atrás de diez centímetros que produce destrozos en el gemelo interno. Bajo anestesia locoregional es intervenido en la enfermería de la plaza de toros. Pronóstico reservado. Firmado: Doctor Máximo Garcia Padrós y Máximo Garcia Leirado.

PARTE MÉDICO MARISCAL RUIZ:
Puntazo en tercio superior cara anterointerna muslo derecho con lesión de aponeurosis. Y corte en cara palmar del primer dedo de la mano derecha, con sección completa tendón flexor largo del pulgar y nervio colateral cubital del mismo. Bajo sedación y anestesia locoregional, es intervenido quirúrgicamente en la Enfermería de la Plaza de Toros, siendo trasladado a la Clínica Fraternidad Muprespa – Habana. Pronóstico grave.