Los toros maños de José Luis Cuartero han protagonizado este tercer encierro del ciclo de Santa Ana de Tudela. Un encierro con mucha más participación, lento, con un trote cochinero, y sin muchos sobresaltos donde parte de la bueyada ha vuelto a aparecer. Vayamos por partes.

El cohete sonaba puntual, pero la torada ha remoloneado en corrales y ha tardado en salir mucho más de lo habitual. Los bueyes, que ayer parece que se tomaron día de relax, hoy algunos han vuelto a ponerse las pilas dirigiendo y mandando en la carrera; con dos grandones por delante y el resto de animales estirados por detrás han tomado contacto con los mozos. A pesar de lo complicado que era pillar asta en estos primeros compases, hemos visto buenas bonitas carreras por el lado izquierdo.

Al llegar a Caritat un toro ha tomado la delantera, después iban los dos mansos con cuatro toros, a unos metros de distancia el último toro con dos bueyes más, muy por detrás el resto de la bueyada, perdidos; esta composición de la manada ha facilitado momentáneamente las carreras, pero al llegar a la curva con Almajares el primer toro se ha abierto mucho por la izquierda y los dos cabestros junto a los otros cuatro toros le han adelantado por el interior.

Muy masificada esta curva, muchos mozos intentando colocarse por la parte derecha en Almajares, que es por donde han quedado situados los morlacos; pelea, tropiezos y caídas, también buenas carreras por el lateral mientras la manada se agrupaba casi por completo y complicaba las cosas.

La curva de Almajares con la Avenida Zaragoza la tónica ha sido la misma, carreras laterales, muy meritorias, estaba complicado coger toro hoy. En la Avenida Zaragoza más de lo mismo, pero uno de los bureles se ha igualado por la parte izquierda con el buey que lideraba y ha sido muy bien aprovechado por un mozo vestido de blanco que se marcado una brillante carrera a lo largo de toda la calle, espectacular. En la última curva todo ha cambiado; los mansos se han abierto, los morlacos han adelantado y varios mozos han visto la oportunidad perfecta de colocarse bien y bajar con la distancia perfecta a los toros a la plaza. Mientras, el último morlaco se caía en la curva, no ha tardado mucho en levantarse, pero el tiempo suficiente para que se quedase solo y los mozos disfrutasen a placer guiándolo a la plaza.

Este final ha sido lo más bonito de un encierro muy lento, sin incidencias graves y complicado para los mozos. Por cierto, los toros de la corrida de esta tarde ya descansan en la plaza de toros, insisto en el despropósito que es crear el precedente de que no corran por las calles. Mañana más.