Hoy, 14 de julio, se respira una tristeza palpable en las calles de La Vieja Iruña. Ha sido el último encierro de San Fermín, una jornada marcada por la tradición y la emoción, pero también por la melancolía de saber que tendremos que esperar un año entero para volver a ver a los toros correr por estas estrechas calles. El vallado, símbolo de protección y adrenalina, comienza a desmontarse, dejando atrás solo recuerdos y anhelos. Esta última carrera ha sido protagonizada, como cada 14 de julio, por los legendarios Miura, toros que llevan grabada la esencia de la fiesta y que siempre aportan un poco de respeto y verdad, de miedo y admiración a este domingo de clausura. Sin embargo, a pesar de la tristeza, también es un día de despedidas, de abrazos, de besos, de "nos vemos pronto", de estar vivos.

Así, esta mañana, el último cohete ha subido al cielo a las 8 en punto, marcando el inicio del último encierro de este año en la capital navarra. La torada, fiel a su puntualidad, ha salido de los corrales como de costumbre, pero hoy, a diferencia de los días anteriores, uno de los toros ha tomado la delantera al llegar a la hornacina , aventajando en unos metros al resto de la manada y creando momentos de emoción y tensión en la cuesta de Santo Domingo.

Ha sido verdaderamente emocionante ver como ese cárdeno de 620 kilos subía La Cuesta, algunos mozos le han echado valor, han alcanzado el centro de la calle y le han aguantado unos metros al morlaco: carreras muy meritorias, además de bonitas. Hace falta tener mucha casta para aguantar ahí unos metros a ese Miura. Uno de los mozos, que venía muy bien colocado realizando una de esas carreras, ha tropezado con dos mozos que han caído en la cara de la carrera justo cuando les iba a llegar; el mozo que tan bien venía ha terminado volando al asfalto.

“Chirrino” seguía poniéndonos el corazón en un puño y al paso por la plaza consistorial ha lanzado un derrote a la derecha poniendo en apuros a un gran corredor de este tramo, el cual le había aguantado unos metros y ha sabido esquivarlo a tiempo.

Caos en la entrada a Mercaderes, donde un mozo de camiseta azul estaba parado ahí en medio de la calle, de frente a la manada, y aún se debe estar preguntando cómo ha conseguido esquivar al toro; otro mozo se ha cruzado por delante del toro hacia el lado derecho como si estuviera en una capea, y para finalizar el toro ha lanzado contra la pared a dos mozos que iban pegados al lado derecho, levantando la cara. Afortunadamente no se ha parado ni ha hecho por ellos, ha continuado su carrera como si nada, pero con tanto avatar Chirrino ha perdido la ventaja, y la manada se ha reagrupado, permitiendo a los habituales de esta semana en esa calle pudieran despedirse a gusto.

En La Curva más famosa del encierro cara y cruz. Por un lado, Chirrino ha embestido contra el vallado izquierdo de justo antes de La Curva, donde se encontraba subido un conocido y veterano corredor levantino del tramo; curiosamente hoy se cumplen diez años de que ese mismo corredor coleó a Olivito él solo, intentando quitárselo al australiano contra el que embestía. Hoy él ha tenido más suerte, pues a pesar de que se lo ha llevado hasta el vallado ciego, levantado la cabeza y con malas pulgas, ha conseguido librar la cornada: capotazo de San Fermín.

Por otro lado, varios mozos habituales de La Curva la han cogido con una maestría exquisita, quedando muy bien colocados para comenzar a lucirse y disfrutar en la calle más mítica de Pamplona. Estos percances han hecho que se pusieran a mandar por primera vez en el día los cabestros, la mandada se ha estirado, animales de dos en dos, y en medio de ellos uno de nuestros entrevistados de esta semana, realizando una carrera de ensueño en medio de la manada; tenía tres bueyes y dos bureles delante, dos morlacos y el resto de los animales detrás. Sublime, carrera estratosférica.

Al pasar por la bajada de Javier, dos de los corredores que más han destacado este año se han metido a su lado corriendo unos metros los tres, sin molestarse, sin empujarse… para mí ha sido uno de los relevos de carrera más bonito de las fiestas, limpieza y elegancia. Pisa fuerte la juventud, y además con buen correr. Qué manera de despedirse de esta gloriosa semana. Sombrerazo.

Mientras estos dos corredores se comían la calle, otros podían disfrutar del último toro con carreras muy bonitas, gustándose, realmente precioso. Al Fitero la manada ha llegado rota, con el grupo de cabeza y mayoritario era bastante complicado entrar, bueyes por delante, peleas, tropiezos y caídas. Uno que tropieza y el de atrás que cae, difícil. Muchas caídas de nuevo, frenético.

Carrerones en Telefónica y bajada al callejón con los toros tan separados, y curiosamente, menos caídas que otros días, a pesar de que las ha habido; de esta manera ha entrado la torada por última vez este año en la plaza de toros de Pamplona. Encierro trepidante, emocionante y muy bonito para poner el punto final.

Ya falta menos.