Plenitud de Luque en una lluvia de orejas. Siete de siete. Siete festejos, siete remendados. Se está tomando muy en serio la empresa de Carlos Zúñiga aquello de las tres erres: reducir, reutilizar y reciclar. Para la función de hoy cinco zarrios cinqueños de Zacarías Moreno y el remiendo de turno, de Álvaro Núñez.
A éste, un torillo de infame presentación, que llegó languideciendo al tercio de muerte, administró Daniel Luque un muestrario de toques, alturas y trazos para que “Portugués” se fuera afianzando y, conseguida la ligazón, darle fiesta toreando al natural. Al final de faena las luquesinas se vieron precedidas por unos muy poncistas naturales citando con el envés de los vuelos. La deficiente colocación de la espada no fue óbice para que Jorge Moreno, que cualquier día sorpassa a San Pedro Regalado como patrón de los toreros, concediera el doble trofeo. Si dio Luque muestra de su dimensión actual fue ante el quinto, un buey de carreta al que sólo vio él. Tragándole unas veces y consintiéndolo otras. Aliviándolo en línea u obligándolo en redondo. Así fue resolviendo el de Gerena el acertijo de la mansedumbre de “Repique”. Cuando se dio cuenta el morucho se estaba tragando los naturales sin rechistar. La espada de deficiente colocación volvió a no ser un problema en una plaza de primera y de nuevo las dos orejas fueron a parar al esportón del sevillano.
Al rebufo de las dos faenas de Luque iba Tomás Rufo a sumarse a la fiesta. Al tercero, otro manso con movilidad, lo sujetó el toledano en los medios y le dio al público ocasional lo que éste quería: muchos muletazos. ¿Ajuste? Poco. El bajonazo de rápido efecto también lo tuvo en el palco que atendió la petición de oreja. Cuando Rufo cogió la muleta en el sexto la plaza tenía ya todo de verbena, que acababa de acompañar con palmas a compás de los pasitos del par de Fernando Sánchez. Bien pudo sonar la “Potra salvaje” mientras el más potable del encierro madrileño embestía mucho hasta rajarse tras otra faena de escaso ajuste y donde el inicio de rodillas, los pases al hilo del pitón y el toreo accesorio junto a una estocada rinconera iban a lanzar a Tomás Rufo por la puerta grande de La Misericordia con un total de tres orejas.
Como dos son compañía pero tres son multitud, Miguel Ángel Perera fue el único en irse andando de la plaza. Apática tarde del extremeño, que en el manso cuarto se inhibió de la lidia, convertida en una capea, y se limitó a ver apoyado en las tablas cómo su cuadrilla naufragaba. Cómo sería de manso el bicho y cómo estaría de apático el pacense que éste decidió abreviar. En el primero, tras una faena sin historia sainete a espadas y al descabello. Esperemos que la sustitución de Borja Jiménez de mañana no sea para Perera, aunque ya saben: reducir, reutilizar, reciclar.
Ficha del festejo:
Plaza de la Misericordia de Zaragoza. 10 de octubre de 2024. Séptima de la Feria del Pilar. Sonó el himno de España al finalizar el paseíllo. Dos tercios de entrada. Se lidiaron toros de Zacarías Moreno (1º, 3º, 4º, 5º y 6º) justos de presentación y en general mansos y descastados, con movilidad 3º y 6º y Álvaro Núñez (2º) anovillado, muy noble.
Miguel Ángel Perera: trasera caída y tres golpes de descabello tras aviso (silencio). En el cuarto, pinchazo en los bajos y media en los bajos (silencio ).
Daniel Luque: media atravesada en dos tiempos (dos orejas). En el quinto, entera atravesada (dos orejas).
Tomás Rufo: estocada baja (oreja). En el sexto, estocada caída (dos orejas).
*Se desmonteraron: tras banderillear al segundo Iván García y Jesús Arruga y tras banderillear al sexto Sergio Blasco y Fernando Sánchez.
PARTE MÉDICO: Durante la lidia del 5º toro de la corrida de Toros celebrada en el día de hoy ha ingresado en esta enfermería el banderillero Juan Manuel Pérez Mota que presenta las siguientes lesiones: herida por asta de toro a nivel de región glútea izquierda, con orificio de entrada de seis centímetros y tres trayectorias: una ascendente de 15 centímetros que llega hasta la cresta iliaca; otra, profunda, externa, que dislacera fibras de glúteo mayor y mediano y una tercera, muy profunda y descendente, que contunde el nervio ciático. Pronóstico grave que sí le impide continuar la lidia. Se traslada a la Clínica Quirón