Ha vuelto el Pilón. En este caluroso domingo de agosto, el Pilón de Falces ha vuelto para ofrecernos emoción, adrenalina, verdad y tradición.
El Pilón es un encierro único, inigualable, no hay otro evento igual en todo el planeta. Un encierro para pasar miedo, un encierro que quita el sueño, un encierro que te hace sentir, vibrar, sufrir y disfrutar. En Falces los corredores no tienen ninguna ventaja, son las vacas las que están en su terreno, con unas pendientes de infarto.
En este primer día de Pilón, las protagonistas, por segundo año consecutivo, ha sido las reses del falcesino José María Goñi. A las 7:45 de las mañana han subido templadas con un mozo por delante que les ha realizado una fantástica carrera de subida en la empinada cuesta con más de un 30% de pendiente. El encierrillo ha comenzado con unos cuantos minutos de retraso, en principio las vacas suben a las 7:30.
Falces abarrotado de espectadores, de televisiones y de mozos. A las 9 en punto, esta vez sí con puntualidad inglesa, el cohete ha vuelto a subir al cielo. Las vacas han salido bastante tranquilas, lentas en la primera parte del recorrido, como si no quisieran correr mucho. Pero, a partir de la Fuente de los Pajaricos una castaña ha tomado la delantera, imprimiendo un ritmo mucho más rápido. Un mozo con camisa de peña falcesina se ha marcado una preciosa carrera, apartándose bien y a tiempo.
Al llegar a la gran pendiente hemos comenzado a ver las primeras caídas, un mozo ha caído muy feo por el lado derecho, varios han caído en la cara de la manada y han sido pisoteados. A partir de entonces la manada se ha roto, facilitando los huecos, aunque hablar de huecos en Falces es complicado. Preciosas carreras al final para cerrar este bonito, emocionante y primer Pilón.