El florecer de un nuevo agosto manda la pena al baúl. O al menos la nuestra, porque aunque la del maestro siga ahí, chinchando con picotazos de sufrimiento, nosotros también nos sabemos vencedores en esa batalla contra su cabeza que Morante ha vuelto a ganar. Y qué alegría que así sea. La de Zalduendo -remendada con un toro de Albarreal- fue una quimera en corrales a la hora del ángelus. En el ruedo, la bonanza sin poder de los animales y él. Otra vez él.
A muchos ya le pagó la entrada Morante cuando en ese saludo que parecía un grito sin eco, un fandango sin rematar, terminó por enfadarse del todo y crujir abajo al apretado primero. Fueron tres de una profundidad apabullante que sí cuajaron en las gentes ausentes. Suelto en el caballo en dos encuentros al relance y de medida humillación, tras la facilidad de Curro Javier se sucedieron tres series bella factura aunque de ajuste escaso por parte de Morante, que no pudo ahondar en la bonanza de su oponente. Se le acabó el fondo cuando le quiso apretar de verdad. Hubo sabor en el cierre y saludó la justa ovación.
En el cuarto volvimos a sonreír. Porque ya saben, si sonríe Morante sonríe el toreo. La perfección en otro momento, pues en la faena del cigarrero no la hubo. Lo que sí encontrarás viendo el vídeo es una exposición máxima regalada por Morante en una guerra de poder a poder ante la casta de “Pica Rico”, todo un disparo que no se salió de los chismes y ante el que Morante no perdió pasos nunca. Y para hacer eso hay que tener, además de técnica, un valor fuera de lo normal. Si bien la faena tuvo algún altibajo, todo se redondeó con una tanda a pies juntos de factura vertical y ejecución suave y profunda. El final, con dos trincherillas tirando la embestida con las muñecas, para enmarcar. La oreja se la guardó el presidente en su tacañería. Justo la de más peso. Por cierto, lo de Curro Javier ya no sorprende. Tremenda su lidia.
Atacado por delante, el remiendo de Albarreal que hizo segundo le costó moverse desde que salió de su único encuentro con el caballo. Perera lo sobó hasta decir basta, tratando de imantar la embestida insulsa y sin transmisión alguna a una muleta que siempre pide la chispa que este no tuvo. La estocada, de premio en cualquier feria, cayó en todo el hoyo de las agujas. Por este suceso podríamos justificar el trofeo, que lo pidió un público ausente durante todo el trasteo. Para el quinto, otro toro recortadito en su carita de plaza de tercera, no hubo que contar más que el exceso de tiempo que estuvo Miguel Ángel con él. Se lo hizo saber el público en varias ocasiones.
Buscábamos la alegría en la capacidad de Luque pero antes, una pitada simbólica que no fue más allá recalcó la anovilladísima presencia del tercero. Abrochado y con la integridad bajo sospecha, estuvo falto de todo en la muleta del de Gerena. A la mínima que le apretó, cayó a plomo la endeblez de su condición. Se lo pasó por donde quiso Daniel, que dejó una estocada desprendida para pasaportar a su primero. Con el sexto la gente ya buscaba el camino a la feria y lo de Daniel con el boyante oponente no tuvo eco ninguno.
​​​​​Ficha del festejo:
Plaza de toros de Huelva. 4ª de Colombinas. 3/4 de plaza. Toros de Zalduendo y Albarreal (2°): De variada presentación. Varios de ellos atacados y dos mal presentados que fueron 3° y 5°. Corrida desfondada salvo el 4°, que fue encastado.
Morante de la Puebla: Ovación con saludos y ovación con saludos y gran petición.
Miguel Ángel Perera: Oreja tras aviso y palmas tras aviso.
Daniel Luque: Saludos y silencio.
Se desmonteraron Curro Javier por partida doble y Joao Ferreira en el 4°.