El ambiente era una muestra más de ese tiempo que no se termina de marchar. Aferrándose la ciudad a la brisa que se despedirá de nosotros más pronto que tarde, corría un vientecillo en el tendido que hacía del encuentro con el utrero algo agradable. Como telón de fondo, una terna muy capaz y repleta de nombres clasificados como interesantes por el propio aficionado. Llega a Sevilla el tiempo de las pruebas para aquellos nombres con los que deletrea la palabra «futuro». Apunto por aquí la necesidad de subir un punto el trapío de los novillos. El suflé novilleril, al acabar, por los suelos.
El primero, hechurado en su medido volumen, dio síntomas de descoordinación en los cuartos traseros nada más pisar el albero. Se le dio fuerte en varas y su codicia no tapó un querer y no poder de manual. Tristán Barroso, aseado y pleno en entrega, algo forzado en su postura, no pudo argumentar en un discurso falto de conexión por la irregularidad en la embestida de su oponente. Capítulo aparte la tremenda la frialdad del público. Silencio.
Navalón no se verá en otra. Una oportunidad perdida que destapa muchas preguntas alrededor de un joven que venía con vitola de figura de los novilleros sin picadores y nombre a destacar en este escalafón. Sus facultades así lo reflejan, pues sabe torear, pero en este momento, en este capítulo de su carrera, estuvo falto de frescura y de claridad de ideas. Su primer novillo picado en la Maestranza fue una mezcla maravillosa de recorrido, clase y humillación. Y la faena, con escasos momentos de temple, tuvo muchos altibajos.
El segundo de la tarde fue una perla ganadera importantísima de Julio de la Puerta, que deja el primer utrero destacado de este sexteto de novilladas. Ovación para ambos. Si el segundo fue sensacional, desde “La Valdivia” salió un “Churrero” para hacer cuarto que, teniendo todo lo que tuvo su hermano, tuvo suavidad. Y eso marca muchas diferencias. Extraordinario y viniendo con la clase desparramada desde el toque de Barroso, la embestida era un torrente de posibilidades para hartarse de torear. El novillero que saliera de la escuela de Badajoz, en un saludo fallido por chicuelinas en la puerta de chiqueros -de lo más extraño y raroestuvo firme aunque en una línea de poder exagerado, sin templarse él en algunos momentos, conectando esta vez con el tendido. Le bajó la mano hasta el límite con por el pitón derecho y faltó contundencia y ajuste por el izquierdo, por donde dejó detalles de bella expresión. La ovación, cerrada al novillo en justo merecimiento. Tristán dio la vuelta al ruedo de consuelo. Bien Luque Teruel aguantando la insuficiente petición.
Mejor Navalón en el quinto de la tarde, aunque ni mucho menos a la altura. Más ordenado, sincero en cuanto a planteamiento y queriendo siempre, intentó y consiguió llevar largo por momentos a un colorado que se apuntaba a la fiesta de su hierro: Julio de la Puerta estaba lidiando una novillada más que interesante. Con el defectito de salir desentendido pero con una constancia en el ritmo sensacional, la clase y la humillación fueron tónica constante en la embestida de “Carpetero”. El valenciano enseñó sus formas, templando intermitentemente ante unos aficionados que sabían de sobra lo que estaba ocurriendo. Un lote de Puerta del Príncipe se marchó con las orejas por la boca del desolladero. Le tenía cortada una oreja pero se atascó de nuevo con la espada. Curioso cuanto menos -por no decir otra cosa- el hecho de dar una vuelta al ruedo sin un sólo pañuelo en el tendido.
Mariscal y su serenidad no tuvieron opción en el tercero y sí algunas más en el sexto, que pese a moverse por allí nunca terminó de transmitir arriba. Pesado ya el ambiente, dejó claro su concepto de firmeza total sostenida sobre su esbelta figura.
Ficha del festejo:
Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. 16ª de abono. 1/2 plaza. Novillos de Julio de la Puerta: Correctos de presentación y de interesante juego. Enclasados y con ritmo los que hicieron 2°, 4° y 5°.
Tristán Barroso: Ovación con saludos y vuelta al ruedo.
Samuel Navalón: Silencio y vuelta al ruedo sin petición tras aviso.
Mariscal Ruiz: Ovación con saludos en su lote.
Saludó Raul Ruiz en el 4°.