Los toros de Ángel Macua, mal presentados para una feria como esta, nos han traído un tercer encierro de Tafalla mucho más tranquilo que los dos primeros, aunque ha dejado momentos muy bellos. Ha sido uno de esos encierros para disfrutar corriendo y para disfrutar viendo correr.
Puntual un día más subía el cohete al cielo y la torada emprendía el viaje a velocidad de crucero asequible, muy hermanada y sin tan apenas hacer un gesto feo; alguna miradita ha echado el toro castaño por la derecha, pero sin más. Antes de llegar a la curva de la Farola, la manada se ha estirado muchísimo, cuatro morlacos se han puesto por delante y han facilitado las carreras. En este tramo ya hemos visto larguísimas y preciosas carreras, cogiendo la curva y alargándolas muchos metros por la Avenida de Sangüesa.
Hoy no ha resbalado ningún animal en la curva de la Farola, tampoco han chocado, el tranco más suave que llevaban y que la han cogido casi por dentro lo ha evitado. A partir de ahí la manada se ha roto en dos. Por delante cuatro toros y un buey en fila india y por ese orden, donde algunos mozos se han gustado, aunque es llamativo que durante muchos metros ningún corredor haya aprovechado las astas, curioso.
Por detrás, y a bastante distancia, los últimos dos toros y el resto de los bueyes, también con muchas posibilidades para los corredores que han ejecutado unas buenas carreras largas.
Antes de llegar a la curva de la Estación hemos comenzado a ver más presencia de corredores que se han gustado a placer con unas carreras para enseñar en las escuelas, por distancias, colocación y saber hacer. Perfectas. Sin más complicaciones han entrado los dos grupos entre la plaza de toros, donde el primero ha esperado al segundo para entrar en toriles, curioso.
Lo dicho, encierro limpio para disfrutar y aprender. Mañana más y esperemos que con mejor presentación de los astados.