La corrida de Alberto Mateos que alzó el telón de la temporada española en la localidad madrileña de Ajalvir sucumbió a las expectativas y no dio el juego que se esperaba. A excepción del tercero, el encierro salmantino, blando y con complicaciones, no contó con ejemplares de notable juego. El sexto, quizá, en otras manos habría cambiado la suerte. La tarde se hizo más densa todavía por las frías temperaturas.

Una oreja paseó Sánchez Vara del cuarto, tras un vibrante tercio de banderillas, donde el alcarreño deleitó al estoico público que hizo frente a la adversa climatología con pulcritud. Sin mucho brillo anduvo en el capítulo muletero, donde corrió la mano con soltura sin apuntar nada. El acierto con el descabello hizo que paseara un trofeo. Con el que abrió la Feria de San Blas anduvo en sazón. Bullidor en banderillas, donde gustó al respetable con un par al violín; y lo intentó hasta la extenuación con la franela hasta que el ibán terminó por claudicar. Fue silenciado.

Por su parte, José Arcila, que venía de triunfar en la pasada feria de Manizales, dejó patente su disposición en sus dos turnos, sobre todo su facilidad con el capote. Con el quinto, un complicado ejemplar que vendió cara su vida, dejó su impronta con la muleta. En banderillas puso en aprietos en varias ocasiones a los subalternos, rozándose la tragedia, aunque visto lo visto poco debió importarle a Arcila, que componiendo la figura logró extraer muletazos estimables, dejando un buen sabor de boca al respetable. De no ser por el reiterado fallo con los aceros, podríamos estar hablando ahora de los máximos trofeos. Por el contrario, poco pudo hacer con el segundo de la tarde, un toro que apenas le dio opciones al de Manizales, quedando patente una inmaculada tarjeta de presentación.

Más pena que gloria. Ese fue el balance de la tarde de César Valencia, silenciado en sus dos oponentes por el reiterado fallo con el estoque. Lo mejor de su actuación vino con el tercero, un toro bien hecho que fue recibido por el venezolano con un farol. Su entrega en el caballo evidenció la bravura del ibán, que se entregó luego en la muleta. Cualidad que no terminó de ver un Valencia al que le faltó valor. No acabó de acoplarse del todo y falló con la espada. Con el que cerró la tarde volvió a ser silenciado. Otro ejemplar falto de fuerza y con el que volvió a evidenciar su escaso oficio en la suerte suprema.

• Plaza de toros de Ajalvir (Madrid). 1ª de la Feria de San Blas. Media plaza en tarde de mucho frío. Se lidiaron seis toros de Alberto Mateos, desiguales de presentación, faltos de casta en su mayoría. Destacó la casta del 3º y la movilidad del 4º.
• Sánchez Vara (rosa palo y oro): silencio y oreja.
• César Valencia (buganvilla y oro): silencio y silencio.
• José Arcila (nazareno y oro): silencio tras aviso y silencio.
• El paseíllo comenzó con unos minutos de retraso al no estar preparados los picadores.