“El encierro perfecto es el que está por llegar” pero, desde el año pasado, Teo Lázaro ya no se pone delante de las astas sino delante de las cámaras de Televisión Española para explicarle al mundo cada mañana sanferminera los avatares del encierro. Ejerce la complicada de labor de haber relevado en el puesto a Javier Solano, al cual admira profesionalmente. Por segundo año consecutivo será la voz del encierro, la voz que cada mañana le contará al mundo el Encierro. Entrará en nuestras casas para hablarnos de ganaderías, toros, carreras, momenticos y curiosidades, y, esperemos, que el mínimo de percances. Una enciclopedia del encierro de Pamplona con el que hemos hablado para Por el pitón derecho de su decisión de dejar la calle, de la televisión, de las críticas, del momento actual del encierro, del blanco y rojo, del colorín, del antideslizante, de los toros... un gran repaso a tan sólo nueve días del comienzo de las mejores fiestas del mundo.
Antes de nada, pregunta obligada, ¿qué es para ti el encierro de Pamplona?
Buenas tardes, gracias por hacerme esta entrevista. Es una de las preguntas más complicadas, el que ha vivido o conoce el mundo del encierro te puede entender más fácil. Para mí es parte de mi vida, una parte importantísima, es una forma de vida. Empecé a correr el encierro Chiqui con siete años y en cuanto pude, incluso antes de la mayoría de edad, empecé a ponerme delante de los toros en Pamplona. Es una parte fundamental de mi vida que me va a acompañar siempre. Los sanfermines son una parte principal dentro del año y el encierro en particular es una parte principal dentro de mi vida.
¿San Fermín nutre al resto del año?
Sí. He tenido una experiencia en mi vida complicada, tuve un cáncer con 32 años y en aquel momento me di cuenta de que el agarre a la vida, o uno de ellos, era llegar al 7 de julio. Eso me enseñó de alguna forma a ser consciente de que San Fermín si no es el centro absoluto de mi vida, hay otras cosas, sí que es una parte tan importante como para que todo el año esté viviendo en torno a San Fermín y concretamente al encierro.
Después de tres años sin encierro en Pamplona, y con las ganas que había de volver a la calle a correr, ¿cómo fue la decisión de dejar de correr para ponerte al frente del micrófono y la cámara?
Fue complicado. La primera vez que me lo proponen me entra un escalofrío por el cuerpo. Sabía que ese momento podía llegar pero no pensaba que tan pronto. Si me hubieran dejado escribir la carta a los Reyes Magos hubiese pedido después de la pandemia vivir el encierro de Pamplona en la calle y que después me lo hubieran ofrecido. En primera instancia dije que no porque se me venía el mundo encima, se me venía a la cabeza “no vas a volver a correr en tu vida, si esto sale bien no vas a volver a correr en tu vida en Pamplona”. Así que, después de treinta años corriendo, el final, que nunca me lo había planteado, llegaba.
¿Cómo contactó contigo Televisión Española?
Fue Elena la verdadera precursora, me dijo que no iba a participar en las retransmisiones del 2022, que era una decisión personal que había tomado, pero que iba a facilitar mi contacto a los responsables. Javier Solano dijo que no sabía si habría alguien más acorde para cubrir su baja por jubilación. Eso me llenó de orgullo y también de responsabilidad.
¿Qué es lo que te hizo cambiar de opinión para decir que sí?
Lo hablé con mi hija, le pregunté: “¿quieres que siga corriendo el encierro que sabes que me gusta y me aporta mucha felicidad y satisfacción o que me ponga al otro lado de la cámara y se lo cuente a la gente?” Pensaba que ella me iba ayudar a tomar la decisión de, “sal en la tele y deja de hacerme sufrir” porque lo pasa mal cada vez que me pongo delante de un toro, está deseando que no corra en ningún sitio. Me contestó: “¿tú qué prefieres?”. Me trasladó la responsabilidad de la decisión.
Y entonces, ¿qué ocurrió?
Mi hermano mayor, que es el que me ha metido el veneno del mundo del toro, me dijo: “mira, en la calle actualmente estamos dos mil personas para correr el encierro cada mañana en Pamplona, y tú y yo, y nuestro otro hermano estamos entre esas dos mil personas. De esas dos mil, cada mañana hay cuatrocientas que intentan ponerse en la cara del toro, el resto van de acompañamiento e incluso entran en la plaza sin ver a un toro, y nosotros tres estamos entre esos cuatrocientos. Pero de esos cuatrocientos hay veinte, treinta a lo sumo que todos los días consiguen estar delante del toro. Y, no nos engañemos, ni tú, ni yo, ni nuestro hermano estamos entre ese grupo. Para contar lo que sucede cada mañana en la calle sólo hay uno y te han buscado a ti, creo que es un tren que no puedes dejar pasar. Y luego tú tomarás la decisión de si quieres repetir llegado el momento” Eso me hizo decidir y no quedarme con el “qué hubiese pasado sí”.
¿Qué balance haces de ese primer año narrando para Televisión Española?
Tiene matices. Para mí fue como para los toreros una faena de menos a más. La repercusión era brutal. Tenía sus pros y sus contras. Empecé con ciertas inquietudes, no tenía dudas pero sí sin saber si lo que se estaba haciendo era lo que realmente se esperaba de mí. Tenía claro que quería transmitir lo que yo había vivido. Poco a poco me fui enganchando cada vez más y aprendí a disfrutar del encierro sin correr, eso pensaba que me iba a costar más. Como lo conseguí, el balance al final fue muy positivo.
¿Cómo afrontas los encierros de este año?
Espero vivirlos si puede ser con un punto más de aplomo, de tranquilidad, de serenidad, de que no me puedan las situaciones complicadas que se ven a través de la pantalla, para tratar de contarlo. A ser posible que sean encierros con emoción pero siempre limpios y que a mi entorno cercano no les pase absolutamente nada.
¿Cómo se lleva ponerse delante de una cámara a comentar teniendo tantos amigos y a tus hermanos jugándose la vida en los adoquines?
Es uno de los hándicaps que tuve, mi hermano me decía que me olvidase de ellos. Es imposible, porque lo veía todos los días y soy consciente de que me condicionaba en algún comentario. Sabes que la retransmisión es con sonido ambiente y que después lo cuentas en la repetición, ya has visto que no ha pasado nada. Cuando le ha pasado algo a algún amigo o conocido es muy complicado, por desgracia todos los días pasan cosas y con la cantidad de gente conocida que tenemos en el recorrido es lógico que algún día tengamos un susto que haya que estar lo suficientemente sujeto como para no alterarse más de la cuenta. Somos humanos y lo que hacemos es retransmitir pero también transmitir y si en ese momento sale el sentimiento, la sensibilidad y la emoción, hay que trasladarlo de la manera en la que lo sientes en ese momento.
¿Imaginabas que iba a haber tanta crítica el año pasado?
Sí. Es otra de las cosas que al hacer el balance me quedé satisfecho porque normalmente alabanzas llegan pocas y palos llegan muchos. Me dio la sensación de que no nos dieron tanto como pensaba, a pesar del revuelo. Igual es una postura egoísta por mi parte, pero fui el menos malparado. No es un consuelo, me gustaría que este año repitiendo terna llegáramos a un nivel que las críticas fueran las mínimas. Hay que tratar de hacerlo lo mejor posible pero sabes que no vas a agradar a todo el mundo, además, los antecesores lo hicieron muy bien. A nivel de conocimientos del encierro Javier Solano tiene una capacidad de ver en una sola toma una cantidad de detalles que están al alcance de muy pocos. No sabía cómo iba a ser mi forma de ver el encierro, me interesaba autoevaluarme y me quedé conforme.
¿Crees que este año el público estará más receptivo al no ser el año del relevo?
Sí. El ser humano somos animales de costumbres y Javier Solano llevaba más de treinta años, Elena los últimos ocho, hacer un cambio tan radical después de dos años de parón no iba a ser sencillo de encajar. Sabía que íbamos a ser el foco de muchas críticas pero también creo que algunos este año cuando vean que es un proyecto de continuidad se quejen si no les gustó lo que vieron y cuando vayamos desarrollando nuestro trabajo cambien de opinión. Lógicamente tenemos que mejorar muchas cosas, es obvio, con lo cual me imagino que este año lo haremos mejor. Espero que las críticas que lleguen sean constructivas.
¿Cuál es el momento más duro que has vivido en la calle en Pamplona?
El 12 de julio de 1993.
Estaba muy masificado
Sí, había más gente que ahora corriendo y además corría en el último tramo, entraba a la plaza. Era un encierro de Mercedes Pérez Tabernero que sustituía a una corrida de Sepúlveda rechazada. Un cabestro me golpea en la cabeza, me empuja hacia la parte derecha del vallado de Telefónica y me lanza delante de dos toros. Me quedo con esos dos toros justo detrás y la única salida es correr hacia adelante. Tengo la imagen grabada del difunto Julen Madina convertido en una calcomanía contra el vallado porque no se podía pasar, había un pequeño conato de montón. Cuando le veo pegado, un hombre curtido en mil batallas que entraba siempre con los toros a la plaza y no puede pasar, pienso “aquí algo pasa”. Mientras tomaba la decisión el toro de atrás me arrolla y me lanza como ocho metros hacia delante, el golpe es como si me hubiera pillado un tren. El momento más angustioso fue al pensar en mi madre porque si eso se había visto en la tele estaría patas arriba. Me fui rápido a llamarla desde la cabina que había.
¿Qué es el toro para ti?
Es parte de mi vida, de mi existencia. No entendería mi vida sin el toro como animal y sin el toro como concepto de liturgia, de fiesta, de raza como el toro bravo como tal. Con toda la controversia que pueda generar. Tengo muy claro que el objetivo del toro bravo es morir en la plaza. He disfrutado, he tenido mis momentos buenos, momentos muy buenos y mis sinsabores también con ciertas actitudes de ciertos entornos que no han entendido mi afición y mi pasión.
¿Cuál es el encierro perfecto para ti?
Esa pregunta la suelo hacer y la respuesta, suena muy bonita, pero a mí ahora ya no me puede pasar si sigo vinculado a las retransmisiones. El encierro perfecto es el que está por llegar. Siempre. He tenido encierros muy bonitos, con experiencias muy gratificantes, con compañeros y con familiares. Compartir carrera con un hermano o con un gran amigo y ser consciente en el momento que lo estás haciendo es algo que no se puede explicar con palabras y no te cambias por nadie en ese momento. Es muy difícil decir cuál es el encierro perfecto, por eso como un matador de toros dice que su faena soñada es la que está por hacerse, aquí el mejor encierro es el que está por llegar.
¿Cómo ves el encierro en la actualidad?
He tenido momentos de dudas con el relevo generacional. Nosotros empezamos con el encierro chiqui, las generaciones siguientes no se han vinculado al encierro de Pamplona así. Es muy complicado decirle a un chaval de dieciocho años que deje su ocio para irse a dormir porque a la mañana siguiente va a correr un encierro. Era muy complicado y llegué a dudar de que esto pudiera seguir adelante. Afortunadamente, he comprobado que hay relevo generacional y además muy fuerte. Hay una afición brutal, hay gente joven muy buena que están mil veces mejor preparados que nosotros en su momento. Nosotros estábamos muy mentalizados en lo que íbamos a hacer, hoy en día esos que están en primera línea de fuego también, incluso con un punto adicional de inconsciencia sobre la nuestra, y eso me deja mucho más tranquilo porque sé que hay futuro y hay continuidad asegurada. Hay matices que me gustaría mejorar de lo que es el encierro.
En la vestimenta he notado mejoría en el último año respecto a un tiempo atrás...
Soy defensor a ultranza del blanco y rojo. Tengo muchos amigos que proceden de fuera de Pamplona, incluso de Pamplona o de Navarra, que no corren de blanco y les he hablado mil veces, en pequeñas charlas hemos tocado el tema. Tienen sus argumentos pero sigo intentando convencer de que lo ideal aquí sería correr de blanco, donde fueres, haz lo que vieres, y sobre todo si eres participante de la fiesta el resto del día vestido de blanco. Puedo entender el fetichismo, la camiseta de la suerte, el amuleto, ciertos “tocs” y manías, que puedas querer agarrarte a algo pero me cuesta más entender eso cuando corro con una camiseta determinada que me trae suerte del equipo de fútbol, de mi provincia o de mi comunidad autónoma y luego el resto del día voy vestido de pamplonica integral.
Si es cuestión de superstición se la pueden poner debajo de una camiseta blanca.
Por supuesto, por eso me cuesta asimilarlo, lo respeto por supuesto, además tengo grandes amigos que no visten de blanco aunque me gustaría que lo hiciesen, seguirían viviendo el encierro en esencia de la misma manera, pero bueno...
¿Crees qué falta ahí un poco de sentimiento y espíritu sanferminero? ¿Falta ahí el haber mamado San Fermín?
Probablemente tengan el sanfirminísmo muy interiorizado, para ellos esto es la Champions del encierro, aquí hay que venir por encima de todo, es lo más y hay que estar. Es gente que vive el encierro, que durante el año vienen a Pamplona y van a la capilla de San Fermín, es como que para ellos esto es el culto del todo, Pamplona es la ciudad donde se vive el encierro por excelencia. Entonces no es que no lo hayan mamado, creo que sí, ojo cuando generalizó que hay honradísimas excepciones como en todo, pero necesitan ese punto de “bueno, hay televisión y necesito que me vean”.
O sea, es una cuestión de ego.
A ver, no sólo, siempre he dicho que mi madre lo ha tenido más difícil que otras madres. Para que mi madre se quedase tranquila se tenía que romper los ojos, iba de blanco.
Hay gente que corre de blanco que va a salir sí o sí en la televisión, no le hace falta vestirse de color porque va a estar delante de las astas.
Sí, sin duda, el que esté delante del toro va a salir siempre vaya del color que vaya, de hecho, se dan los casos que se dan, hay muchísimos chavales y corredores ya no tan chavales que están todo el día delante del toro y se les ve perfectamente, los tienes localizados porque los has visto toda la vida y van de blanco.
Digamos que el colorín sirve mucho para las aceras y los laterales, me cuesta entender a los que corren de colorín delante de los toros.
Esos son con los que tenemos este tipo de conversaciones en “petit comité”, “es que mi talismán... es que un día que cambié me pasó no sé qué...”, somos muy maniáticos en el mundo del encierro, estamos acostumbrados a rutinas, a hacer siempre los mismos rituales y se puede llegar a entender. Pero creo que esa es la excusa que se busca para justificar el correr con un determinado color. Porque a veces digo: ¿Por qué no llevan una camiseta color crema y se ponen la camiseta fosforita del Borussia? O la rosa del portero de Osasuna, que igual da si es de aquí o de fuera. Hay gente que destaca porque sí y otros destacan por esto.
Igual simplemente es que tienen mal gusto.
También, puede ser. Mal gusto... si tienen la camiseta rosa de Osasuna no es mal gusto (risas).
Entiéndase, sabes que soy madridista y a mí que corran con una camiseta verde fosforita del Madrid me chirría. Es el único momento del año que me sobran esas camisetas del Madrid.
Sí, sí, es así.
Sigue habiendo mucha queja con el antideslizante, ¿qué opinas?
Lo lógico para el disfrute del corredor sería decir que estoy en contra del antideslizante, que me apetece que el encierro, sin que pasa nada, para que haya ese punto de emoción y la manada vaya más estirada, que haya toros que se queden más descolgados, regazados, pero por otra parte hay que ser totalmente consciente de que el encierro de Pamplona es la conducción de las reses desde el corral de Santo Domingo al punto donde se van a lidiar por la tarde y uno de los objetivos es que esos toros lleguen en perfecto estado para lidia. El antideslizante contribuye a que los toros no resbalen en la curva de Estafeta como antes, por lo tanto, ha sido un avance. Como corredor y a nivel visual seguramente hayamos perdido un punto de espectacularidad o de atractivo del encierro, pero por la integridad del animal, que hay que salvaguardar por encima de todo, estaría a favor del antideslizante.
Hay gente que dice que desde que está el antideslizante no hay emoción en el encierro, y sin embargo desde que está el antideslizante hemos tenido a Universal, Capuchino, Ermitaño, Gavioto, Fugado, Langostero, Fuente Ymbro 2013, Brevito, Olivito, Curioso, Cuentacuentos, Diputado, Cebada 2016, Cebada 2017, Huracán, Rabanero, Cepillito, Marismeño, entre otros, es decir, un encierro puede saltar por los aires en cualquier momento, ¿crees que la gente ha perdido la consciencia o la realidad de que eso puede pasar con o sin antideslizante?
Creo que igual lo ha perdido más el espectador que el corredor. Recuerdo los encierros de 2018 y 2019 con los cabestros del Uno abriendo manada y rapidísimos para arriba, y decían “es igual que el de ayer, es que ha perdido emoción...”
No hay un encierro igual a otro, no eran iguales.
Hay quien lo piensa y sin embargo creo que hay que estar en la calle, hay que vivir lo que se vive previamente y durante cada uno de los encierros y ser consciente, de que, efectivamente, no hay dos encierros iguales. La emoción y el nerviosismo se vive y se palpa, pero traspasar la pantalla con ese sentimiento y esa sensibilidad es complejo, si hay un toro que se ha quedado descolgado se ve mucho más fácil el riesgo latente y la emoción. Entiendo al espectador que pueda decir que los encierros son más sosos e iguales, lo respeto, pero no lo comparto. Y, como bien has citado, tenemos casos de que en un momento determinado te puedan reaccionar con la nobleza de Fuente Ymbro en 2013 y también hemos visto todo lo contrario, un toro es impredecible.
Antiguamente el toro perdía mucho las manos, ya no sólo resbalaba, por exceso de kilos y tal vez falta de fuerza. Ha habido un cambio en el toro, ahora es puro músculo y entonces eran kilos y kilos. ¿No crees que con tanto que entrenan a los toros sin antideslizante tampoco se caerían o tardarían muy poco en levantarse?
Totalmente de acuerdo, la morfología del animal ha cambiado en los últimos veinte años sin duda alguna y el entrenamiento del toro en el campo también, no para el encierro, sino para la lidia. Todos los ganaderos preparan a sus toros para la lidia, incluso con un punto más de entrenamiento en las plazas importantes porque como ganadero te juegas más, además le añadimos el escaparate del encierro en Pamplona, con lo cual todas las ganaderías que vienen entrenan a sus toros, cada vez están más acostumbrados a correr y mucho más acostumbrados a ser gregarios. Ahora si se cayesen en la curva intentarían buscar a sus hermanos, pero como la velocidad es mayor en todos los tramos, probablemente las consecuencias de como quedase el animal, si un toro chocase bruscamente en la curva de Estafeta, serían peores, podría salir bastante más perjudicado.
¿Crees que ahora hay más pelea en las astas?
Sí. A mí me hizo ir cambiando tramo poco a poco porque me costaba entrar en la cara del toro y fui bajando hasta terminar en Mercaderes. Creo que hay una competitividad cada vez mayor, porque los chavales están mejor preparados y son capaces de aguantar carreras más largas y los toros son los mismos, son seis.
Hay menos huecos
Exactamente, los huecos quedan reducidos a la mínima expresión y si los copan los mismos sí que tiene que haber una pelea pero creo que hay más compañerismo que pelea sucia, al menos en el entorno que conozco, aunque pueda dar la sensación de que los forcejeos no sean deportivos. Creo que no hay pelea sucia.
¿Crees que se le ha perdido el respeto al toro?
Creo que no, en Pamplona no. La mayoría de los corredores le tienen mucho respeto al toro porque saben que se están jugando la vida al ponerse delante. Quizá en otras localidades con otro tipo de toro sí. Y un toro bravo en cualquier momento te puede quitar la vida.
¿Crees que hay mucha gente que se mete en el recorrido del encierro, y ya no hablo sólo de guiris, que no es consciente de que se está jugando la vida?
Sí, es más, cuando veo a alguien cantando o sonriendo en una previa pienso que si tuvieran la mitad del miedo que tengo yo sé irían del recorrido. Así que sí, hay mucha gente que no es consciente de que puede perder la vida.
¿Tienes ganadería predilecta?
Sí, Miura. Corrí mi primer encierro con Miura, fue la ganadería que corrí todos los años sin excepción, incluso en el 97, que se suspendió el encierro por el asesinato de Miguel Ángel Blanco, me fui a San Sebastián de los Reyes a correr Miuras.
¿Qué opinas de que Cebada Gago corra en domingo?
Lo mismo que corra un lunes. El encierro más multitudinario de los últimos años no es el del domingo sino el del sábado, y Cebada ya ha corrido en sábado. Por el tema de la masificación adicional no le tengo miedo, le voy a tener miedo como se lo tengo siempre al encierro de Cebada.
¿Cuántos años llevas de abonado de la Feria del Toro?
No te sabría decir, pero igual desde el 88, aunque llevo yendo a los toros desde el año 82 que fui a una corrida de Miura, precisamente, que toreaban Ruiz Miguel, Dámaso González y José Antonio Campuzano.
¿Crees que ha bajado el trapío en Pamplona?
No, creo que ha subido el trapío en general de muchas otras plazas y en otros lugares donde se corre al toro en la calle y eso hace que el toro de Pamplona no sea tan descomunal como podía ser hace 20 años en comparativa. Creo que hoy el toro de Pamplona es más toro que hace 20 años.
¿Qué tiene Pamplona de especial?
Todo. Aquí se vive una corrida de toros complemente distinta al resto del mundo. La han querido imitar pero la personalidad de la plaza de toros de Pamplona es única e irrepetible. El trapío del toro, el ambiente de la plaza, el hecho de que muchos de los espectadores de la tarde han podido correr delante de esos toros por la mañana genera un halo de misticismo muy diferente a lo que sucede en cualquier otro sitio.
¿Sirven los encierros de otras localidades para matar el gusanillo o sigue ese vacío?
Sí a ambas. Poder ponerte delante de un toro sirve para matar el gusanillo pero no sirve para suplir lo que he sentido corriendo en Pamplona, eso es imposible.
Lo que se siente en Pamplona no se siente en ningún sitio.
En mi caso no y creo que coincidimos muchos. La presión, las calles, la configuración del recorrido... Es increíble, hace que lo eche muchísimo de menos.
Los nervios previos a un encierro de Pamplona no son los nervios de otro sitio, ni las caras son las mismas...
Efectivamente, Pamplona son noches y noches durante semanas sin poder dormir y aun así te pones. Esa sensación no la tengo en otros sitios.
Un último mensaje para los sanfermineros para estos días que nos quedan.
Que se preparen mucho física y mentalmente, que disfruten mucho tanto en el encierro como en la fiesta y que respeten, el respeto es fundamental.