Hace unos meses, cuando el novillero valenciano Borja Collado decidió de manera repentina retirarse de los ruedos, todos los aficionados nos sorprendimos mucho por tal inesperada decisión, y más todavía si cabe por el gran futuro que se le intuía en el mundo del toro. Para ser sinceros, veníamos ya de segundas pues muy pocos días antes el que se había retirado sin previo aviso había sido otro torero de excelente corte y proyección, el matador de toros castellonense Varea.
Días después de haber anunciado su retirada, Borja Collado concedió una entrevista para un programa taurino de radio. Como era de esperar, el periodista le preguntó el por qué de su retirada y el joven novillero valenciano contestó con una frase breve, concisa y contundente: «Me retiro porque lo que a mí me gusta es torear y lo demás no». Y lo demás no. Cuatro palabras. Esas cuatro palabras: «Y lo demás no». Evidentemente, el avispado periodista intentó escarbar en ese «y lo demás no». Lo intentó por un lado y por el otro. Por un pitón y por el otro. No hubo respuesta. Borja no quiso especificar. No quiso concretar a qué se refería con ese «y lo demás no». La frustración del periodista era evidente. Pero a Borja no le sacó ni un muletazo más por ese pitón. Ese mismo día empecé a pensar en esa frase casi de manera obsesiva. ¿A qué se podría referir con ese «y lo demás no»? ¿Qué tan importante sería ese «y lo demás» como para que un novillero con ese futuro mandara de golpe y porrazo al carajo toda su carrera y su aparentemente buen futuro en esto del toro?
Por supuesto que no sé esas razones ocultas aunque las puedo intuir. Podría nombrar aquí y ahora tres o cuatro motivos por los cuales ciertas personas acaban minando la moral de muchos chavales que empiezan en este mundo. O la de otros que llevan un cuarto de hora como novilleros o matadores de toros. Entornos hiperexigentes, dinero y más dinero por todos lados, favores y deudas, promesas que nunca se cumplen... Y no quiero seguir a pesar de que sé que no estoy pinchando en hueso.
Borja lo dijo muy claro y creo que hablaba en boca de tantos y tantos chavales que quieren ser algo en esto: a ellos lo que realmente les gusta es torear. Los chavales que quieren ser toreros quieren serlo porque lo que de verdad les gusta es torear. Y para disfrutar de ello son capaces hasta de entregar su vida al toro a cambio de nada o incluso de menos nada. De deudas. De promesas nunca cumplidas. Si luego llegan a lo más alto y se ponen en figura y en dinero, mejor. Y si no tampoco pasa nada. Eso sí, lo que no les gusta es «todo lo demás». A ninguno. El problema es que muchos tragan y pocos escupen. Borja fue valiente, escupió y a más de uno le ha manchado el traje. Su frase ha removido cimientos. Al menos los míos.
Hace unos meses, cuando el novillero valenciano Borja Collado decidió de manera repentina retirarse de los ruedos, todos los aficionados nos sorprendimos mucho por tal inesperada decisión, y más todavía si cabe por el gran futuro que se le intuía en el mundo del toro. Para ser sinceros, veníamos ya de segundas pues muy pocos días antes el que se había retirado sin previo aviso había sido otro torero de excelente corte y proyección, el matador de toros castellonense Varea.
Días después de haber anunciado su retirada, Borja Collado concedió una entrevista para un programa taurino de radio. Como era de esperar, el periodista le preguntó el por qué de su retirada y el joven novillero valenciano contestó con una frase breve, concisa y contundente: «Me retiro porque lo que a mí me gusta es torear y lo demás no». Y lo demás no. Cuatro palabras. Esas cuatro palabras: «Y lo demás no». Evidentemente, el avispado periodista intentó escarbar en ese «y lo demás no». Lo intentó por un lado y por el otro. Por un pitón y por el otro. No hubo respuesta. Borja no quiso especificar. No quiso concretar a qué se refería con ese «y lo demás no». La frustración del periodista era evidente. Pero a Borja no le sacó ni un muletazo más por ese pitón. Ese mismo día empecé a pensar en esa frase casi de manera obsesiva. ¿A qué se podría referir con ese «y lo demás no»? ¿Qué tan importante sería ese «y lo demás» como para que un novillero con ese futuro mandara de golpe y porrazo al carajo toda su carrera y su aparentemente buen futuro en esto del toro?
Por supuesto que no sé esas razones ocultas aunque las puedo intuir. Podría nombrar aquí y ahora tres o cuatro motivos por los cuales ciertas personas acaban minando la moral de muchos chavales que empiezan en este mundo. O la de otros que llevan un cuarto de hora como novilleros o matadores de toros. Entornos hiperexigentes, dinero y más dinero por todos lados, favores y deudas, promesas que nunca se cumplen... Y no quiero seguir a pesar de que sé que no estoy pinchando en hueso.
Borja lo dijo muy claro y creo que hablaba en boca de tantos y tantos chavales que quieren ser algo en esto: a ellos lo que realmente les gusta es torear. Los chavales que quieren ser toreros quieren serlo porque lo que de verdad les gusta es torear. Y para disfrutar de ello son capaces hasta de entregar su vida al toro a cambio de nada o incluso de menos nada. De deudas. De promesas nunca cumplidas. Si luego llegan a lo más alto y se ponen en figura y en dinero, mejor. Y si no tampoco pasa nada. Eso sí, lo que no les gusta es «todo lo demás». A ninguno. El problema es que muchos tragan y pocos escupen. Borja fue valiente, escupió y a más de uno le ha manchado el traje. Su frase ha removido cimientos. Al menos los míos.